Hay tres clases de entrevistas. Cuando el entrevistador es famoso y el entrevistado no lo es. Cuando el entrevistador y el invitado son personajes y cuando el interrogador es novato y el encuestado es experimentado.

Una buena entrevista es cuando en cualquier de las anteriores situaciones logra altura. Pacheco, por ejemplo, lograba buenos reportajes con gente común. Margarita Vidal se lucía con sus notas con García Márquez y se han visto a pichones de periodismo, sacarles buenas declaraciones a figuras de la política, el arte o la cultura.

Pero en cualquiera de las circunstancias, lo ideal es prepararse, documentarse sobre el tema del cual se va a hablar.

En una oportunidad enviaron a una joven a entrevistar al cantante Palito Ortega. Le dijeron que venía a mostrarse en el país. La muchacha intuyó que como era argentino, sería futbolista, lo vio un tanto viejo, pero se lanzó con una pregunta en una rueda de prensa: «¿Cuántos goles planea meter en Colombia?».

Un personaje con el cual hay que tener cuidado al entrevistar es Jorge Velosa Ruiz. El carranguero, al principio, pone problema por todo. Le molesta el frío, el calor, la ruana, el bochorno, que le pregunten, que lo llamen, que le pidan un autógrafo, pero después de 10 minutos de calentura y con unas buenas preguntas, suelta exquisitos reportajes.

Un político embaucador es Fernando Londoño Hoyos. En una oportunidad Darío Arizmendi le interrogó sobre un tema del momento y se vino lanza en ristre contra el director de 6 a.m. 9 a.m. y como lógica contestación, jamás volvió a pasar por los micrófonos de esa cadena radial.

Vanessa De la Torre es buena entrevistadora, pero a veces no calcula la dimensión de sus interrogatorios: «¿Usted no cree que se está extralimitando?», le preguntó a Iván Duque el 5 de agosto con motivo de la encarcelación de Álvaro Uribe Vélez. O «¿usted no cree que fue un asesinato?», al comandante de Policía luego de la muerte del estudiante de Derecho Javier Ordóñez.

Vicky Dávila es  agresiva con sus preguntas y en ellas muestra su inclinación política de derecha o la manera como debe crear un bochorno con su invitado. Molesta con sus interrogatorios, casi que judiciales.

Esta semana Juan Roberto Vargas, director de Caracol Noticias recibió toda clases de críticas por la forma como entrevistó a Juan Carlos Henao, rector de la Universidad Externado de Colombia y asesor jurídico del Proceso de Paz. Se vio a leguas que no preparó el tema ni las preguntas y que, por tal motivo, su entrevistado le propinó una dura enseñanza. Algunos llegaron a decir que estaba haciendo un «favor» a los enemigos de la JEP.

La idea de Juan Roberto era poner en duda las actuaciones de la JEP, pero el resultado salió catastrófico, porque el invitado conocía cada uno de los intríngulis del tema. Para Juan Roberto será una entrevista para olvidar en su vida profesional.

Un buen periodista sabe preguntar, se prepara y lanza el interrogatorio como hace un músico con el pentagrama.

De ahí la diferencia entre un periodista y un influencer, que no necesariamente debe pensar para soltar cualquier opinión de tercera categoría.