Noticias, TOP

Reforma Tributaria: ¿SERÁ EL CONGRESO CONSECUENTE?

El Congreso de Colombia tiene en sus manos el futuro de Colombia

 

Es contraproducente impulsar una reforma tributaria que desestimula la producción y  hace perder competitividad a las empresas nacionales para favorecer a las extranjeras con lo cual se sacrifican muchos puestos de trabajo y con ello la estabilidad social de un país de por sí complejo y conflictivo

 

 

Jesús Ignacio García Valencia

Si en algún tema no tenemos seguridad jurídica los colombianos estamos en el régimen impositivo. Gobierno que se respete en el transcurso de su período presenta una reforma tributaria, inspirada en el propósito de recoger unos recursos en el corto plazo para solucionar problemas fiscales de coyuntura. Y siempre los Ministros de Hacienda califican la propuesta del momento como estructural para significar con ello que hacia el futuro habrá estabilidad en el régimen de impuestos.

Ya los colombianos sabemos de memoria esa retórica oficial utilizada en forma recurrente. Sin embargo, ante la situación económica presentada con la pandemia de la Covid-9 creímos que en este gobierno nos íbamos a salvar de una reforma tributaria. Y la fe se acrecentó cuando el presidente Duque preguntado por un periodista sobre el particular respondió: «este no es el momento de pensar en la aprobación de una reforma tributaria» contradiciendo declaraciones que en sentido opuesto había pronunciado el insensible Ministro de Hacienda.

No obstante el pronunciamiento presidencial, el gobierno acaba de presentar al congreso una reforma invocando como motivos la necesidad de recaudar 20 billones de pesos. Las medidas propuestas, entre otras, ampliar la base de declarantes de renta, ampliar los productos gravados con IVA, incluidos los de la canasta familiar, y gravar las denominadas megapensiones, han recibido el rechazo nacional.

Una reforma para recaudar la suma mencionada en una época de crisis económica generada por una pandemia que sigue acechando la vida de la humanidad y arruinando los ingresos de la mayoría de la población, es a todas luces improcedente e injusta, porque afecta no sólo la economía sino también la psicología y el proyecto de vida de los colombianos.

La imposición de tributos a sectores de clase media y la ampliación del IVA para productos de la canasta familiar disminuye la capacidad de compra con lógicas consecuencias negativas en la dinámica de economía  y el gravamen a las pensiones altas no genera un recaudo significativo.

Lo verdaderamente urgente es recuperar la economía y tal propósito no se logra esquilmando los ingresos de quienes aún los tienen, sino fortaleciendo el empleo mediante la estimulación de las actividades que pueden generarlo. Es contraproducente impulsar una reforma tributaria que desestimula la producción y  hace perder competitividad a las empresas nacionales para favorecer a las extranjeras con lo cual se sacrifican muchos puestos de trabajo y con ello la estabilidad social de un país de por sí complejo y conflictivo.

No se si será ingenuidad o inexperiencia pero no es razonable ni oportuno tramitar una reforma de esta naturaleza en la proximidad de una campaña electoral. Difícil que un Congreso donde la vocación de reelección es casi unánime se incline por aprobar tal exabrupto. Hasta ahora, las mayorías parlamentarias han expresado que lo votarán negativamente. Ojalá que al menos esta vez sus decisiones sean consecuentes con sus anuncios. Y al final con la disculpa de la inclusión de modificaciones no terminan acogiendo el querer del gobierno y desconociendo el interés popular.

Recuperada la economía ya habrá lugar para establecer un régimen impositivo justo, equilibrado, proporcional y solidario y sobre todo con vocación de permanencia que genere confianza y seguridad a los contribuyentes y a los inversionistas.