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Opinión : LOS JÓVENES

El levantamiento de la juventud en Colombia

 

 

 

Manuel T. Bermúdez

Desde hacía mucho tiempo su presencia en las calles y su voz vigorosa no se hacía sentir tan fuerte como esta vez cuando, ante el anuncio de un proyecto de Reforma Tributaria propuesta por el gobierno Duque en medio de un gran desbalance social causado por la pandemia de la Covid 19, se lanzaron el 28 de abril a las calles para ocupar todas las plazas  importantes del país.

Al principio todos creyeron que sería cosa de momento, de emocionalidad, de desocupe, pero el transcurrir de los días mostraron a una juventud decidida a enfrentar la represión gubernamental desde sus trincheras armadas con lo que tuvieran a mano, pero sobre todo, con actos de valor y arriesgando la vida misma, para plantarse ante la arremetida despiadada y desproporcionada por parte de la policía nacional ESMAD, que no logró amedrentarlos.

Y los encuentros no han sido refriegas sin consecuencias; por el contrario, en esos choques entre la fuerza pública y los jóvenes ha habido cientos de heridos, muchos fallecidos y se continua averiguando por los reportados como desaparecidos durante las manifestaciones.

Pero los jóvenes están contentos pues lograron ser escuchados y tenidos en cuentas sus reclamos, consiguieron permear esa brecha de exclusión a la que desde hace mucho estaban sometidos y pudieron visibilizar el clasismo que impera en muchas ciudades del país.

Son conscientes de que convirtieron las redes sociales en una voz de denuncia permanente que visibilizó las acciones en su contra y la de los vándalos y violentos  a los que el 80% de los jóvenes que participan de las manifestaciones rechazan.

También su accionar le puso de presente al país que el enfrentamiento ha sido entre jóvenes: muchachos del común, con escudos fabricados para la defensa ocasional,  contra jóvenes uniformados que se han ido perfeccionando en el arte de reprimir para salvaguardar unos intereses que poco tienen que ver con sus vidas cotidianas.

El país se ha dado cuenta que otros jóvenes, los soldados, no son más que muchachos que en pocos meses los preparan para la guerra y los lanzan a las montañas para combatir y arriesgar  sus vidas  en nombre de una patria que luego de cumplir con esa obligación los lanza a las calles a otra lucha desigual en una sociedad que excluye, que rechaza y que no tiene en cuenta ese sacrifico realizado en nombre de la patria.

Los jóvenes se fueron a las calles a dar la lucha por un futuro mejor y si no se les escucha va a ser muy difícil regresarlos a casa. Además se están preparando para en las próximas elecciones dar el cambio definitivo al país que quieren. Si no lo hacen mediante el voto, ha sido inútil tanto sacrificio.