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Huellas: ORIGINARIOS TOLIMENSES

Alegoría a las danzas pijao Baile de matachines

 

 

 

 Gerney Ríos González  

San Luis, Tolima, descubierto por el español Pedro de Alvarado en 1540. Sus primitivos pobladores los indios Ataimas y Jaguas, de la tribu Poincos o Yaporogos. En estas tierras del cacique Catufa, según lo afirma el historiador Julián Caicedo Manrique, existió un caserío prehistórico aborigen, llamado «Jaguas», desaparecido en 1608. En la vereda de Contreras se encuentra el cementerio indígena.   

Cunday, municipio de origen indígena, tuvo como primeros pobladores nativos a los Cuindes y Cundayes, pertenecientes a la tribu Sutagaos; además de los Patas y Pamaches de la familia Panche. Su inicio histórico data desde 1537 cuando la tierra de la espeleología (estudio de grutas o cavernas), fue descubierta por el conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada. Región reubicada al sitio que hoy ocupa desde el 18 de diciembre de 1796. Inicialmente el caserío formó parte de la provincia de Mariquita. De 1861 a 1885 perteneció a la provincia de Neiva. Cunday fue elevado a la categoría de Distrito Municipal según decreto 650 del 13 de octubre de 1887, hasta la expedición de la Ley 17 de enero de 1905, fecha en que pasó nuevamente a Cundinamarca.  Con la expedición de la Ley 65 de 1909, devuelto al Tolima. 

En Suárez, Tolima, poblado inicialmente por los indios Iqueimas, de la tribu Panche, fue descubierto por el español Hernán Pérez de Quesada, en 1545. Distinguido con el nombre de «Pueblo Viejo» que al ser elevado a Aldea cambió por el de «Santa Rosa», su primer nombre oficial. Es fundado por Antón de Olaya y Carrillo, Juan Bautista de Luna y Francisco Sánchez Ruiz a principios de 1827. 

En tierras de Sutagaos, Cuindes y Cundayes, aborígenes de la región, Francisco Pineda López, organizó una hacienda llamada «Villarrica». Ante la necesidad de un gran número de trabajadores, se generó un grave problema de vivienda, que resolvió cediendo parte de sus tierras para la fundación de un pueblo bautizado el 3 de agosto de 1926 por el Presbítero Antonio Ravanal, con el nombre de Andalucía. Al siguiente año de su fundación, fue elevado a la categoría de corregimiento de Cunday. 

Ortega, Tolima, erigido municipio mediante Ley del 21 de febrero de 1863. Sus primitivos pobladores los indios Dulas, Aicos y Tuamos, de la raza Pijao, comandada por el Cacique Ancón. Los cerros Abechucos, gigantes guerreros que vigilan al pueblo, vestidos de azul, gris o verde, mantienen viva la tradición aborigen y cuentan leyendas mágicas de una tribu guerrera que emerge a la vida.     

San Antonio territorio descubierto en 1683 por el español Diego Fernández de Bocanegra, en tierras del cacique Calarcá. Sus primeros pobladores fueron los indios Calarma, Anatoimas y Buliras, de la tribu Pijao. A mediados de 1820, el colono Pedro Mico, llega con su familia y monta una pequeña finca en lo que hoy es la cabecera municipal. Este primer caserío recibe el nombre de «Los Micos», y se declara fundado el 13 de junio de 1825. 

Creados los llamados resguardos, que tenían el objetivo de apoderarse de los indios y de la tierra, integró a la provincia de Saldaña, con extensión de 150 mil hectáreas, vendida más tarde por 40 mil patacones al español José Caicedo y Maldonado. Posteriormente el gran cacique Catufa, dueño y señor comarcano, sería vencido por los conquistadores españoles en 1566. 

Asiento del gobierno del cacique Yaporox, llega a Purificación, el capitán Sebastián de Belalcázar el 17 de noviembre de 1538, y lo llama «Meseta de El Palmar» y a sus habitantes Yaporogos en honor al nombre de su cacique. Entre 1610 y 1650, se realiza la construcción del Castillo de las Palmas en la cumbre de la meseta de El Palmar. El 25 de mayo de 1664, Diego de Ospina Maldonado, gobernador y capitán general de la provincia de Neiva y corregimientos de Timaná y Saldaña (Purificación), funda la población con el nombre de «Villa de la Purificación de Nuestra Señora», ciudad construida entre muros, por ser frontera de guerra. 

Prado, Tolima, tierra habitada por las tribus Poincos, Yaporogos y Aquiras dominadas por el cacique «Yapirama», descubierta en 1545 por Hernán Pérez de Quesada, cuando se dirigía hacia el Valle de Neiva. Su primer nombre fue «Valle de las tristezas» por las penurias en esta parte de la cuenca del Magdalena. 

La tribu de los Coyaimas tenía su asentamiento en ésta rica región aurífera. La corona española envía al militar, Juan de Borja, para declarar la guerra a los Pijaos. Al darse cuenta el conquistador de las rivalidades existentes entre nativos, los utiliza a su favor como informantes, convirtiéndolos en sus aliados. 

En 1608 se instauró un poblado indígena denominado «Nuestra Señora del Carmen de Coyaima», por el conquistador de Borja. Centro importante de mercado de productos de tierra fría cordillerana y de clima cálido del valle del Magdalena. Posteriormente, con la fundación del poblado de Coyaima, por el visitador de la corona don Fernando de Saavedra en 1621, se abrió la frontera sur e incentivó el proceso de colonización. 

En Natagaima, Tolima, la tierra de calles adornadas de almendros y mamoncillos, fundada por Juan de Borja, con los indios Natagaimas y Coyaimas en 1608. Más adelante reubicada a Aparco, conocida como Pueblo Viejo, hasta que grandes avalanchas del río Magdalena, su arteria principal, acabaron con aquella aldea. En 1801 el presbítero Ignacio de Navarro la trasladó al lugar que hoy ocupa. El nombre fue dado por de Borja en homenaje a sus aliados los indios Natagaimas. 

Aunque Dolores, Tolima, fue descubierto en 1537 por Gonzalo Jiménez de Quesada, su fundación es atribuida a los Padres Agustinos el 17 de enero de 1700, con el nombre de «Pueblo de San Antonio Abal del Páramo de los Dolores». Sus primitivos pobladores los indios Ambicaes, de la tribu Coyaima. 

La población fue trasladada al sitio actual el 30 de julio de 1857 por el Presbítero Luis María Godoy y Sánchez, tío bisabuelo del coronel tolimense Alexander Godoy Castro. Erigido municipio, mediante Ley del 21 de febrero de 1863 e inaugurado el 1 de enero de 1864. 

En Ataco, municipio del Tolima, sus pobladores ancestrales fueron los indios Atacaimas y Cupilicuas. Tierra descubierta en 1538 por Sebastián de Belalcázar y fundada el 19 de marzo de 1657. 

El ingeniero capitán Andrés del Campo y Salazar fue el planificador del poblado inicial, extinguido en 1700. Posteriormente, reubicado al lugar que hoy ocupa, el 1 de enero de 1778 por Alfonso Fuenmayor. 

Su nombre de origen indígena, dado por su fundador Diego Ospina y Maldonado, para perpetuar el nombre del cacique Ataico, señor de esos dominios. 

En Rioblanco, Tolima, tierras del cacique Matora, que debe su nombre al río que lo baña por la parte central, tuvo de pobladores originales a los indios Cutivas, Chiricoas, Ombechos, Talanús de la tribu Pijao 

Poblado erigido en Distrito por decreto 650 de 13 de octubre de 1887, firmado por el general Manuel Casabianca Wersares, en su calidad de Gobernador del Departamento del Tolima. Cuenta la historia que en los dominios de Nátaga, de la tribu de los Natagaimas, Bartolomé Cardozo, fundó el 7 de abril de 1768 una población a la que le dio el nombre de Alpujarra, en el sitio denominado «Las Mangas» o «El Madroñal», según escritura protocolizada en Purificación con el No. 33 de 1771.

Esta fotografía fue tomada en un área protegida de Colombia, que en la antigüedad la ocupaban nuestros antepasados, los indígenas del Tolima.