Ajiaco

 Guillermo Romero Salamanca

La preocupación está latente. Los incrementos diarios en los productos básicos para la elaboración de los platos típicos de las familias colombianas para fin de año ponen en sobre aviso lo que ocurrirá en esta Navidad. Serán unas fiestas austeras.

Debido al incremento de insumos como harina y azúcar fundamentalmente, decenas de panaderías han cerrado sus puertas o han cambiado su oficio porque los márgenes de operación no les permiten funcionar. «Primero fue la pandemia, luego el paro nacional. El bulto de azúcar, por ejemplo, que estaba a 90 mil pesos, pasó a 250 mil y ahora, que no hay trancones, lo dejaron simplemente en 150 mil. Todos los días suben los precios y, la verdad, no sabemos qué hacer, porque el consumidor también se está agotando y viendo otras posibilidades», comentó Álvaro Ayala, propietario de dos panaderías de Bogotá.

Los precios de la carne, el pollo y en especial el cerdo han tenido un incremento considerable en estas últimas semanas, con una grave situación, hay escasez de puercos y platos como lechonas y tamales cada vez están mermados de las cartas alimenticias de los colombianos.

«Hace unas semanas me llamaron de la fábrica de tamales para indicarme que otra vez habría un aumento y claro, ya los comensales protestan porque les subimos 300 o 400 pesos por plato», comentó el empresario.

No es extraño que, al visitar un supermercado o una plaza, los compradores encuentran precios como los de una pechuga de pollo por 17 mil pesos.«A este nivel no se podría preparar un ajiaco o sancocho para las reuniones de fin de año y simplemente tendrían para un consomé», dijo Carmen Álvarez, una ama de casa preocupada por las alzas.

Tamales tolimenses