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Hechos: LAS RELACIONES ENTRE CHILE Y COLOMBIA EN MATERIA MILITAR

San Martín y O’ Higgins cruzando la cordillera de los Andes

 

 

 

Hernán Alejandro Olano García

Las relaciones entre Chile y Colombia en materia militar son de vieja data, no sólo por la amistad entre nuestros padres fundadores de la nacionalidad el Libertador Simón Bolívar y el general Francisco de Paula Santander con el Capitán General y Libertador de Chile don Bernardo O´Higgins Riquelme, sino por la vinculación desde hace muchos años de nuestra oficialidad a este Instituto seccional, del cual hace parte no sólo la Presidenta de Chile Michelle Bachelet como Presidenta honoraria, sino el Señor General Alberto Mejía Ferrero, Comandante General del Ejército Nacional.

El desempeño de las misiones militares chilenas en Ecuador motivó a Colombia a comienzos del siglo pasado, a solicitar asistencia de oficiales del Ejército de Chile para iniciar su propio proceso de reforma militar, luego de la complicada situación en que quedó Colombia con la separación de Panamá. Coincidió que oficiaba entonces como Embajador de Colombia en Ecuador, el General Rafael Uribe Uribe, quien había sido testigo del proceso de reforma militar quiteña quedando sorprendido con el dominio de la escuela prusiana por parte de los oficiales chilenos. Uribe había trabajado directamente como observador de las instrucciones, asesorado por el Capitán Ernesto Medina. En 1905, fue destinado a la representación de nuestra patria en Chile, ocasión en que pudo confirmar sus impresiones sobre el prestigio y la profesionalidad del Ejército de Chile.

Desde aquel momento, Uribe se empeñó en convencer al Presidente Reyes de conducir la reforma militar en planes, con personal militar chileno y no alemán, como muchos sugerían. Así, en septiembre de 1905 publicó la «Memoria sobre las Instrucciones Militares de Chile», un trabajo completísimo de investigación y recopilación, que terminaría de imponer la idea de profesionalizar al ejército colombiano bajo instrucción chilena. Al mes siguiente, salían los primeros envíos de cadetes para estudiar en la Escuela Militar de Santiago, entre los que figuraban dos hijos del propio Uribe. El Ejército de Chile también autorizó al Alférez de Caballería del Ejército de Colombia, José Manuel Izquierdo y Valdés, para ser incorporado en carácter de oficial extranjero en el Regimiento Cazadores del General Baquedano.

Hacia fines de 1905, el Gobierno de Colombia procedió a solicitar directamente el envío de oficiales chilenos para iniciar la instrucción. Por recomendación de Uribe, se requeriría también de asistencia para la fundación de la Escuela Naval. En diciembre de 1906, quedó conformada la que sería la primera misión, escogida por el General Körner Henze. Los elegidos fueron el Capitán Arturo Ahumada y el Capitán Diego Guillén, recibiendo autorización para partir el 7 de enero del año siguiente. Se sumó a ellos el Teniente Primero Alberto Asmussen, para asumir la instrucción relativa a la que sería la Armada de Colombia y tomar la Dirección de la Escuela Naval.

La misión chilena se encontró de inmediato con el desafío de organizar la Escuela Militar, dirigirla e impartir las clases en ellas. También debieron correr con la necesidad de producir los reglamentos orgánicos y organizar el alto mando del Ejército, de la Inspección General y del Estado Mayor. Así se logró iniciar esta titánica labor.

Una segunda misión chilena llegó a Colombia en 1909, compuesta por el Capitán Francisco Javier Díaz Valderrama y el Mayor Pedro Charpin Vidal. Díaz permaneció en Bogotá hasta 1911, con actuación destacada. Charpín lo hizo hasta un año más, fundando el 1º de mayo de 1909 la Escuela Superior de Guerra de Colombia, que comenzó a impartir sus primeras clases en 1910. La caída del Presidente Reyes y el ascenso de Jorge Holguín al poder, en 1909, y luego de Ramón González Valencia, en 1910, no fueron obstáculo para la continuación del proceso de reforma militar instruido por los chilenos. De hecho, el desempeño de Capitán Díaz Valderrama fue tan reconocido que, una vez ascendido a General, fue contratado como asesor del Ministerio de Guerra durante el conflicto entre Colombia y Perú, en 1932.

La profunda reforma modernizadora de las fuerzas armadas de Colombia se completó con las misiones chilenas de 1912-1913 (Mayor Washington Montero, Capitán de Artillería Pedro Vignola y Capitán de Ingenieros Manuel Aguirre) y la de 1913-1914 (Mayor Carlos Sáez). En 1915, además, Colombia contrató a dos Capitanes chilenos (Ramón Álvarez Goldsack y Óscar Herrera Jarpa), para entregar instrucciones a los artilleros y crear la Escuela de Artillería.

Esa historia, que bien merece la pena ser destacada, hace parte de los trabajos del doctor Hernán Olano en el ámbito de la historia y del derecho diplomático, como especialista que es también en liderazgo estratégico militar, graduado en nuestro Centro de Estudios Militares.

En momentos de gran impacto histórico en la transición de nuestro país hacia la paz y el militarismo humanista, es importante resaltar estos acontecimientos, con del decoro de quienes servimos a la Patria como buenos ciudadanos.

General Alberto Mejía Ferrero, Comandante General del Ejército Nacional.