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Antonio del Villar: EL MOMPOSINO DE ORO

El maestro Antonio del Villar, siempre acompañado de amigos, admiradores.

 

 

 

 

Hernán Alejandro Olano García

Se hunden mis raíces ocho generaciones atrás en Santa Cruz de Mompox, cuando uno de mis antepasados fue administrador de las minas a finales del siglo XVIII, antes de ser el administrador general de correos del Virreinato.

Allí, en la ciudad de las filigranas y las tradiciones, nació el 9 de octubre de 1947 el maestro Antonio del Villar, a quien también se le conoce como «El cumbiero de Colombia», o como «El emigrante latino», por una de sus composiciones, nacida de una «saudade», es decir, «de una nostalgia tuya que no sabes dónde ponerla», como lo ha relatado el maestro.

Sería en caracas, en el  hotel Pinar, del barrio Paraíso, el 8 de octubre de 1975, con la nostalgia de no tener dinero en los bolsillos, Del Villar recordó a su abuela, Nicolasa Aconcha Serpa, quien en los pensamientos del nieto resultó redimida en sus composiciones, gracias a que el hambre del momento le hizo recordar al maestro, entre otros, el arroz volado, el muchacho en puya, o el caldo de hueso blanco con fideos, parte del menú que ella preparaba para la familia de don Pantaleón De Germán Ribón, una de las familias más aristocráticas de Mompox y que con los sabores y olores que quedan en la memoria, llenaron más que su estómago, su corazón, traduciéndose en una de las mejores composiciones de su amplio catálogo grabadas por él y por orquestas y solistas como «El Jefe» Daniel Santos, Juan Piña, «Píper» Pimienta, Joe Arroyo, Fruko y sus Tesos, Celso Piña, Los Tupamaros, Los Melódicos de Renato Capriles, La Colombian All Stars, Rosendo y su Banda, The Pirafonica, Los Univox, Jimmy Salcedo y la Onda Tres, Los Hermanos Martelo, Conjunto África, Aniceto Molina y Los Sabaneros, Caribe Tropical, la Chácara, Isadora, Leo Dan, Los Conquistadores, Orquesta Camagüey, Los Ocho de Colombia, Pecos Kambas, etc., así como la yucateca María Medina, que le permitió obtener en 1980 la «Corchea de Oro», como mejor compositor, en producciones grabadas por Philips, Daro, Zeida, Yaré, CBS, Discomoda, Fuentes, Talento, Sonolux, ADC, Zeida, Embajada, RCA Víctor, Heriba Discos, Ícaro Discos, Magic Records, La Tuna Records, Foca Records, Belart y, el disco de navidad que regalaba a sus clientes Pintuco.

En su momento, el maestro Del Villar realizó más de 70 presentaciones en Rusia y otros países de la época de la «Cortina de Hierro», y se consagró también con reconocidas composiciones, más de mil obras musicales en su haber, con más de 346 grabadas, como: Lamento, Tu figura y el viento, Negro errabundo, Viento, Pasión tiburona, Enamorada de ti, Sin ti lejos de ti, Corazón solitario, El hijo del telegrafista, etc.

Las películas «Esposos en vacaciones» de 1978 y, «El Inmigrante Latino» de 1980, recoradas por las actuaciones de Otto Greiffenstein, Lyda Zamora, Franky Linero, Carlos «El Gordo» Benjumea y otros, llevaron a que así  como la señora madre del maestro Del Villar, Luisa Vides Canedo, actriz y mezzosoprano, alzaba su voz con dulzura, el compositor y cantautor lo hiciere con mucha energía, cuando cinco de sus canciones fueron utilizadas en los filmes, sin reconocerle regalías y, aunque Sayco, la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia realizó el recaudo correspondiente, el artista nunca vio los recursos , por lo cual, tuvo que iniciar un proceso judicial, que fue, finalmente fallado por el Juzgado 32 Civil del Circuito de Bogotá, luego de haberse iniciado la causa desde 1987 y decidirse el 28 de julio de 2014.

El 14 de diciembre de 1977, en un partido entre Santa Fe, que perdió por 1 gol, contra 3 del Junior en «El Campín», Del Villar compuso «Junior campeón», como homenaje al fútbol de Curramba y al equipo Tiburón, que tiene «garra y corazón» y con agua de maranguango de Verón (por el nombre del técnico argentino Juan Ramón Verón, quien acababa de reemplazar a José Varacka), le da a la ciudad «gran satisfacción». La canción fue grabada en Discos Daro al día siguiente y, aprovechando que «El Campeón» Edgar Perea estaba aún en Bogotá, Del Villar se fue a buscarlo al Hotel Tequendama para que narrara uno de los goles, razón por la cual, en la versión original se escucha también la voz del locutor, senador y embajador de Colombia en Sudáfrica, mencionando las acciones de los delanteros Alfredo Arango y Julio Avelino Comesaña, quien más tarde sería director técnico del Junior.

Pero, no todo en la historia musical de Del Villar es caribeño o de ritmo fiestero; en 1983, realizó un homenaje a la memoria del Libertador con el disco «La vida de Bolívar cantada» y así, a través de baladas, cumbias, vals, polkas, joropos y melodías indoamericanas, y con la fuerza de un buen momposino, escribió el poema «Bolívar, Macabeo de América», de la cual reproduzco un extracto:

Bolívar

Trisílabo grave como los más del castellano

Tildado como pocos según la ortografía

Aguda palabra que talló el cincel maestro

En la historia imponente de Amerindia

Era noble y no quiso serlo en la lidia

Porque los nobles de cuna

A pesar de las plumas en que suelen nacer

Se ufanan en el tiempo de su débil riqueza

Un gran apellido y monedas de oropel

En cambio, Bolívar, a pesar de su alcurnia

De su fausto apellido y su vasta riqueza

Con Simón Rodríguez, su ambiguo maestro

Se fue a la montaña a mirar los campos

A sentir de cerca la naturaleza

Corrió como atleta sin rayas ni metas, hacia la olimpiada

Donde solo los hombres de sangre y vergüenza alcanzan el triunfo

Por arma una espada, de amigo un caballo

Galopó en los picos, deshieló nevados

Bajó a las llanuras, vacunó los valles

Vadeó los ríos, desató alegrías

Desafió el peligro acariciando el llanto

Rompió las cadenas de miles de esclavos

Cumplió el juramento, el del monte sacro

Y, lo prometido a su benefactor

El negro de alma blanca Alejandro Petión.

Disco Bolívar Del Villar