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Comportamiento humano: ¿ACASO SOY YO GUARDA DE MI HERMANO?

Muerte 

 

 

 

Manuel Tiberio Bermúdez

La crueldad de los seres humanos aún no tiene un punto de referencia que  sea el tope al  horror que es capaz de producir.

A lo largo de la historia los seres humanos han mostrado su capacidad de producir sufrimiento a otros, no importa la especie a la que pertenezcan. Desde el relato bíblico de Caín dando muerte a su hermano Abel, según los historiadores, con una quijada de asno, hasta el horror del desplome de las Torres Gemelas ocurrido en 2001 y que según datos alcanzó a las 2992 muertes y 24 desaparecidos.

Pasemos rápidamente por la muerte de Jesús de Nazaret en un proceso de larga agonía, y mucho después las torturas que realizó la llamada Santa Inquisición, que con pretexto de combatir la herejía cometieron las  más horripilantes monstruosidades.

El dominio de los europeos sobre los indígenas americanos tampoco está exento de pasajes que producen escalofrío y ni que hablan de los conquistados, los aborígenes,  quienes practicaban el canibalismo y los sacrificios humanos para apaciguar a sus dioses.

Otro aspecto del sufrimiento que es capaz de producir el hombre a sus semejantes, es el referido al Holocausto Nazi, una acción de exterminio selectivo en el que murieron «unos seis millones de judíos, tres millones de prisioneros de guerra soviéticos, dos millones de polacos y un largo etcétera de nacionalidades y etnias»,  según narra la historia de ese horror.

El hombre, «esa llama al viento» según Barba Jacob, no detiene sus ansias de sangre, su carrera de muertes: mata por sobrevivencia, en defensa de ideales, por intransigencia, por defensa propia, por territorios, por hacer justicia; por odio, por amor,  es el depredador que más animales mata cada día. Hay una frase que no se dice en voz alta pero se pronuncia interiormente: «si hay que matar lo hago». Las expresiones de ira más comunes son: «me dan ganas de matarle». En fin, en los seres humanos se esconde un asesino que si no se reprime o se contiene se desbordaría.

Estamos, gracias a esta modernidad, viendo al minuto como en Ucrania el conflicto produce horror en los demás pueblos del planeta, pero lo cierto es que en cada uno de esos lugares en que la guerra produce consternación por los sucesos que vemos, viven al interior sus propios conflictos que también cotidianamente producen muerte y dolor. Miremos sin ir más lejos a nuestro país: buses incendiados, asesinatos constantes en las ciudades y en los campos, muerte por doquier.

Somos los nuevos caínes habitando el planeta;  y a cada muerte que se sucede, a cada conflicto que surge volvemos a la respuesta inicial: ¿Acaso soy yo guarda de mi hermano? No lo somos, es cierto, pero deberíamos serlo.  No tenemos más hermanos, en este universo que habitamos, o al menos, no lo sabemos aún …

Caín matando a su hermano Abel.