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Expediente: VINCULÓ AL CLAN CHAR CON EL NARCOTRÁFICO

El Clan Char 

 

Documentos de la Fiscalía de los años noventa involucraron a Fuad Char y a varios de sus hermanos con el supuesto comercio ilegal de marihuana y cocaína. En 78 cuadernos y 16.000 folios se escondía un capítulo silenciado de la historia reciente en esa región.

 La Liga Contra el Silencio

Un expediente judicial hallado por esta alianza periodística contiene documentos confidenciales de la Fiscalía, fechados entre 1993 y 2004, que revelan supuestos vínculos entre la familia Char y el llamado Cartel de la Costa, una organización criminal liderada entonces por Alberto Orlande Gamboa, alias ‘El Caracol’.

En los documentos del CTI (Cuerpo Técnico de Investigación) contenidos en el expediente sobresale el apellido Char, uno de los clanes políticos y empresariales más influyentes del país, al que pertenecen Arturo Char (senador y aspirante a la reelección) y su hermano Álex Char, exalcalde de Barranquilla y precandidato presidencial. Ambos, según la exsenadora Aída Merlano (prófuga y condenada por corrupción electoral), participaron en la compra de votos para las elecciones al Congreso en 2018.

El oficio DS CTI 426 del 26 de abril de 1996 relacionó a los Char con la bonanza marimbera y la cocaína traficada por el Cartel de la Costa. El documento sostiene que los hermanos Fuad Char (padre de Álex, Arturo y Antonio), Habib Char (que en el expediente aparece escrito como Jabith, Jabid y Habith), Farid Char (escrito Farith), Simón Char y David Char (hijo de Habib) formaban parte de un grupo que se dedicaba al narcotráfico, o colaboraban «a través del testaferrato, lavado de activos, enriquecimiento ilícito y otros punibles».

Son 28 páginas firmadas por Álvaro Vivas Botero, en aquel momento director seccional del CTI en Barranquilla, y enviadas a Carlos Roberto Solórzano Garavito, entonces director nacional (encargado) de ese cuerpo. Este y otros informes están incluidos en un expediente recopilado por la UNAIM, Unidad Antinarcóticos e Interdicción Marítima (hoy Dirección Especializada contra el Narcotráfico) con el radicado 114 en contra de Orlande Gamboa, alias ‘El Caracol’, descrito en el informe del CTI como «un narcotraficante con mucho poder económico, temido más que respetado». Orlande Gamboa tenía detrás delincuentes «más relevantes», «más discretos» y «con cuello blanco».

Durante seis meses, una alianza de periodistas y medios reunidos en La Liga Contra el Silencio revisó 78 cuadernos y 16.000 folios del expediente 114. Las pesquisas insinuaban la responsabilidad de Orlande Gamboa y sus cómplices en el secuestro y asesinato del capo José Francisco Valdeblánquez Levette y de su escolta, Edwin González Llerena. En el cruce de información y datos entre distintos organismos y dependencias de la Fiscalía, se anexaron los informes que aluden a los Char y a otros poderosos de la Costa Atlántica.

El archivo judicial contiene interrogatorios, fotografías, fichas personales, seguimientos, registros notariales, certificados, consultas en la Registraduría, búsquedas de antecedentes e informaciones en las agencias de seguridad de Estados Unidos. También menciona a otras familias poderosas del Atlántico, revela nombres de sicarios, listas de colaboradores, fiscales, jueces y exministros; testaferros, despachadores de droga, recibidores, asesores jurídicos y políticos.

El oficio 426 afirma que en los años 67 y 68 varios miembros del clan «Habib Char Abdala y hermanos (escrito Jabith Chard)» introducían al país medicinas caducadas que luego reempacaban. El vertiginoso enriquecimiento de la familia, dice el informe, empezó en los setenta, cuando traían de Estados Unidos dólares destinados a traficantes de marihuana.

En los ochenta, los Char, siempre según el oficio 426, comenzaron a fabricar las pastillas «Yumbo 767» (en referencia a los aviones) con una sustancia, la metacualona, llamada también mandrax, altamente adictiva, con efectos eufóricos y sedantes. Las exportaban a Estados Unidos y Centroamérica, y para moverlas a nivel nacional contaban con varios socios.

Un abogado e investigador que rastrea a los Char hace décadas, y que habló bajo reserva por seguridad, sostiene que la metacualona también fue borrada de la historia barranquillera y de los registros de la Policía Judicial: «Hizo mucho daño porque acabó con una generación de jóvenes. Y con menores de edad. Los empresarios que estaban detrás de este cartel dejaron de traer las pastillas de Europa porque se dieron cuenta que era más fácil producirlas en Barranquilla. Frente a esto nunca hubo ni verdad, ni justicia, ni reparación», dijo.

Las investigaciones del agente 174 también atribuyen a los Char alianzas con Samuel Alarcón, narco asesinado en la cárcel Modelo de Bogotá en enero de 1995; apoyo logístico y político al Cartel de la Costa, y «participación» en los asesinatos de José de la Espriella (un abogado y periodista conocido como ‘Chepe’) y ‘Kiko’ Valdeblánquez, entre otros.

Poder del clan

La historia dice que el apellido Char es de origen sirio. Ricardo Char Zaslawy, el padre, llegó a Colombia en 1926 y se casó con Erlinda Abdala, de origen libanés. Se instalaron en Lorica, Córdoba; pero a mediados de los años cincuenta se trasladaron a Barranquilla, donde tuvieron siete hijos: Fuad, Farid, Habib, Simón, Ricardo, Miguel y Mary, la única mujer. Sobreviven, además de Fuad y Habib, Miguel y Mary. El rastro de Ricardo se perdió hace años, y cuentan que se alejó de la familia. Otros aseguran que era díscolo y por eso lo apartaron. «Está vivo, tiene un almacén de ropa y no quiere saber nada de sus familiares», dicen unos. «Falleció hace tiempo y es un tema del que no se habla», dicen otros.

Los Char son la quinta familia más rica de Colombia, con un patrimonio que sumaba 432 millones de dólares en 2019, según la revista Forbes. Dueños del equipo Junior, la casa matriz de sus negocios es Supertiendas y Droguerías Olímpica S.A., que en 2018 reportó 5,6 billones de pesos en activos. Del grupo empresarial forman parte Sonovista Publicidad S.A., Portales Urbanos S.A. y el banco Serfinanza, entre otras empresas.

El portal Cuestión Pública, aliado de La Liga, constató que en 2005 compraron Golden Gate International Corp LLC, con sede en Delaware, Estados Unidos. Esta empresa es una entre diez sociedades offshore de las cuales Fuad Char es beneficiario en al menos siete, según una investigación de Connectas y el diario El Espectador. Las sociedades offshore son paraísos fiscales en el extranjero que ofrecen protección de activos, confidencialidad y ventajas tributarias.

La maquinaria electoral que han construido los Char es capaz de definir la Presidencia de la República. Además ponen alcaldes y gobernadores, tienen bancada en el Congreso y fichas clave en organismos de control (como la procuradora Margarita Cabello o Ana María Aljure, la actual directora del Instituto Geográfico Agustín Codazzi).

A sus casi 85 años, Fuad Char sigue siendo el estratega del clan. Su dinero cubrió los incumplimientos en las concesiones que le fueron adjudicadas a empresas de su hijo, como la doble calzada de Bogotá a Girardot, de la que Álex fue socio junto a los Nule -uno de ellos, Guido, hermano de su esposa-, condenados por el carrusel de la contratación. Fuad también pagó el incumplimiento de un contrato con la DIAN donde estuvo implicado Álex antes de ser alcalde de Barranquilla.

Contra Álex Char hay más de 40 investigaciones ‘dormidas’ en la Contraloría, la Fiscalía y la Procuraduría. Su estrategia ha sido apostar por las grandes obras en la ciudad con un cuestionado modelo de contratación junto a una narrativa que condena cualquier crítica.

Fuad Char, dicen quienes lo conocen, no digiere las derrotas con facilidad. Cuando apuesta, lo hace convencido de que va a ganar. Su obsesión ahora es acompañar a su hijo en el camino a la Presidencia. «Fuad hará lo que sea para que Álex llegue a presidente. Pase lo que pase y cueste lo que cueste», resume una fuente.

Barranquilla el centro de actividades de El Clan Char