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Indiferencia: PROSTITUCIÓN UNIVERSITARIA

 

 

 

 

Observatorio Universidades de Colombia

La indiferencia de la Universidad ante la prostitución de sus estudiantes. Es una situación casi común en instituciones públicas y privadas. Más allá de lo moral, es un debate de salud pública frente al que las IES deberían actuar más categóricamente.

La prostitución en Colombia no es ilegal ni está penalizada, la situación devela la necesaria intervención de las IES en programas de Bienestar para incentivar los procesos de reflexión ética y de contexto social de los y las universitarias, así como de los impactos indirectos que trae esta situación, como el del tráfico y consumo de drogas.

El principal argumento de quienes ejercen esta actividad (tanto hombres como mujeres y personas con diversas expresiones sexuales) es que el motivo para ello es la difícil situación económica y los altos precios de las matrículas. Pero los ingresos son tan atractivos que la red crece.

La modalidad de intercambiar sexo por calificaciones, que es otra extensión crítica de la situación.

SILENCIO CÓMPLICE 

La pregunta es: ¿Universidad calla a cambio de asegurar los ingresos por matrículas?

El psicólogo e historiador Juan Manuel Estrada Jiménez en su libro: Universidad y Prostitución, donde con 77 estudiantes universitarios realizó una investigación con decenas de entrevistas y reseñas bibliográficas, donde muestra la realidad de este fenómeno, y tras la recurrencia del fenómeno y sus características, presenta, entre otras las siguientes consideraciones:

En varias universidades son famosos los catálogos de estudiantes que ofrecen servicios sexuales. Hay catálogos especializados en atención a extranjeros. En algunas universidades se rifaban las señoritas de los catálogos. Ofrecían noche de sexo con rumba incluida. Las redes de prepagos actúan abiertamente. En cafeterías y pasillos se contactan nuevas servidoras del hedonismo.

La prostitución se naturalizó en las universidades. Por el ambiente mercantil que se ha creado en ellas, nadie se sorprende del hecho de que las nuevas generaciones busquen soluciones a sus problemas sin un sentido de responsabilidad. Han sido condicionadas para actuar sin prever las consecuencias o sin importar que sus decisiones engendren consecuencias negativas. Por unos centavos muchas personas están dispuestas a aceptar el maltrato físico y psicológico. La indiferencia de autoridades administrativas y académicas representa una cómplice validación de estas prácticas.

Mientras la joven consigne el valor de la matrícula y aporte dinero a los dueños del negocio (que por lo general son empresarios y políticos, no académicos o investigadores), nada importa lo que pase.

Muchos defienden que la prostitución es un oficio voluntario, por lo que al ser legal no debe ser objeto de intervención por parte de los educadores. Es lícita, porque no está prohibida.

La universidad es cómplice del reclutamiento de muchas señoritas en el mercado sexual, pues no actúa directamente sobre el tema (pese a ser objeto de investigación en varios programas, como los de psicología), pero no educa a la población estudiantil en las complicaciones que este trabajo acarrea.

El Ministerio de Educación, ahora que empieza a ser manejado por primera vez en la historia de Colombia por un académico (Alejandro Gaviria) debe identificar los proyectos de prevención, intervención e investigación en prostitución estudiantil que adelantan las oficinas de «bienestar universitario» y las direcciones de investigación del país.

CRÍTICA Y DESAFÍO 

Según Estrada, en su libro, «las universidades católicas que se pronuncian en contra de sentidas necesidades como la del aborto legal y gratuito, no hacen nada por enfrentar y frenar la prostitución universitaria».

Así mismo, concluye que «enfrentar la prostitución universitaria, implica para la universidad desenmascarar su propia indiferencia ética frente a la educación y a las crisis sociales».

CÓMO OPERAN

Las redes de prostitución han encontrado una nueva forma de operar, pues a través de una amiga, un cartel anónimo colocado en el baño de mujeres o un muchacho que invita a las estudiantes a un viaje con todo pagado, reclutan a jóvenes, mujeres y también hombres dentro de las universidades de Colombia.

Como un esquema de negocio expandido en universidades de varias ciudades de Colombia, las redes de prostitución ahora se dan a la tarea de reclutar universitarias para que trabajen como modelos webcam, damas de compañía y trabajadoras sexuales, así lo explicó Samuel Ávila, profesor universitario y autor de una tesis sobre el fenómeno de la prostitución en este país.

La modalidad de intercambiar sexo por calificaciones, que es otra extensión crítica de la situación.