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UNA TRISTE HISTORIA DE MATONEO…

Matoneo

 

Mauricio Salgado Castilla 

Patricia caminó con temor, hubiera preferido que la clase no se acabará, así no le fuera bien en matemáticas, ahora tenía el almuerzo y aunque para muchos era el mejor momento del día, no solo por la comida en sí sino porque tendrían la ocasión de hablar con sus amigos, de correr un rato, de jugar, para Patricia era muy diferente la situación, cada almuerzo significaba otra oportunidad para que sus compañeras se rieran de ella, alguna pasaría cerca para empujarla de manera disimulada y como más de una vez había pasado, todo su almuerzo caería al piso convirtiéndose en blanco de burlas de todos los estudiantes de bachillerato.

Tomó la decisión de tratar de tomar alguna fruta, algo que pudiera llevar en la mano e irse a ocultar en los baños, tratando con esas débiles paredes de aislarse del mundo, donde ella solamente sentía crueldad.

Más de una noche pensó que no tenía ningún sentido su vida, había visitado más de una página web dónde hablan de suicidio, no de las que ayudan sino las que dicen cómo hacerlo.

Su mamá no era una confidente de su día a día, a los 7 años Patricia tuvo la primera recriminación por lo que comía, estaba en la fiesta de su prima Gloria y ella como la prima preferida recibió un pedazo de torta mucho más grande que lo habitual, con la cubierta de chocolate más fascinante, Patricia con sus ojos muy abiertos y su boca llena de felicidad, vio cómo su mamá se la arrebató literalmente de las manos, diciéndole ya estás muy gorda, ¡no quiero que sufras como yo en el colegio!

Desde ese momento cada vez que había un helado, un dulce o una torta, no eran más que un recordatorio de que era una gorda, no importaba lo poco que comiera.

No podía decirle a su mamá, lo que día a día sufría, ya le parecía escucharla una y otra vez, lo venía diciéndole por años, que su apariencia física no era más que el resultado de su desobediencia…

La ONG Bullying sin Fronteras elaboró la primera estadística de Bullying – matoneo – del mundo, desafortunadamente este es un flagelo que afecta los cinco continentes, en las cabeza de países con mayor número de casos denunciados de manera oficial que afectan más de 50% de los estudiantes (la mayoría no se denuncia), están los Estados Unidos, Brasil, México, China, India y Australia, le siguen con el 40% de los educandos que han denunciado matoneo, Perú, Portugal y la mayoría de los países africanos y con un 30% de denuncias, Canadá, Francia, Colombia con  9,891 casos en el 2021.

Estos datos son solo de las denuncias oficiales, algunos expertos aseveran que los casos denunciados son solo una tercera parte. Luego se puede decir que esto es grave.

No es válido decir que es algo cultural y que siempre ha sido así el proceso de educación, las repercusiones son graves y duran toda la vida, el matoneo es responsable de la mayoría de los suicidios en niños y jóvenes.

Pero, ¿Por qué no se toman medidas para eliminar o por lo menos minimizar el acoso escolar? La respuesta inicial es porque los responsables no saben qué hacer, otra es que no creen lo grave que es, «muchos educadores» dicen que eso es cosa de la educación, no han dimensionado las repercusiones reales.

Los colegios son muy permisivos con los agresores y les dan el tiempo que las víctimas no tienen, sin duda es necesario ayudar a los que lo ocasionan pero no a costa de los que sufren, no debe haber tolerancia con agresiones, a veces los colegios son muy estrictos con el uso de los uniformes o con el rendimiento académico, se debe actuar con la misma celeridad y contundencia que cuando alguien agrede física o psicológicamente a otro, lo mismo con los que aplauden y propician esos comportamientos.

No podía decirle a su mamá, lo que día a día sufría, ya le parecía escucharla una y otra vez, lo venía diciéndole por años, que su apariencia física no era más que el resultado de su desobediencia