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EL FANTASMA

 Jennifer Lawrence

 

 

Llegó diciembre con su jolgorio, alegría, pero este año con los buñuelos costosísimos.

Los muchachos del barrio San Francisco en Cartagena ponen a todo volumen su picó con una canción interpretada por Diomedes Díaz: «Por la ribera se ven árboles, arbustos y cocoteros. Por la ribera se ven árboles, arbustos y cocoteros. Y los negros pescadores, en canoas vienen ya, como lanzaban hundiendo, sobre lodo su cañal. Las noches iluminadas, me recuerdan el Edén, por todas partes prendidas, estrellitas ya se ven». Cantan y bailan el tema «Las cuatro fiestas».

Llevan años y años, de generación en generación, cantando el tema y no saben quién lo compuso.

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En Medellín, decenas de parranderos se emocionan cuando escuchan Fantasía Nocturna, interpretada por Gustavo «el loko» Quintero. Una noche me quedé, contemplando el panorama y a lo lejos divisé, un lucero que lloraba. Entonces me transformé, en paloma mensajera y muy alto volé, confundiéndose en la niebla. Lucerito, ¿por qué has perdido tus raros encantos? en la tierra, allá muy lejos se escucha tu llanto.

Los danzarines se emocionan con la canción que vienen escuchando desde cuando eran niños, pero no saben quién es el autor de esa maravilla.

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En Bogotá, oyen en una emisora tropical la canción «Amaneciendo». «Esta noche tengo ganas de bailar y de ponerle a mi negra serenata, con mis amigos me voy a presentar, para ponerle en la puerta una cumbiamba».

Y ni se enteran tampoco de que la letra es de Adolfo Echeverría. Lo mismo pasa en otras regiones con otras canciones como «Los gansos en la laguna», «Para Santa Marta», «Cumbia marinera», «Trinan las golondrinas», «El cangrejo», «Cumbia negra», «La gota gorda», «La paloma», «La ninfa morena», «El bocadillo», «Sonia», «Prejuicios», «Calentana», «El hombre del sombrerito», «Me robaron el sombrero», «Vamos a beber», «Hasta que amanezca», «La noche de las brujitas», «Son mayebo», «Aleluya en Navidad», «La subienda de pescado», «Salsa de tomate» y decenas de temas más. Él mismo decía que fueron más de 2.000 canciones en ritmos como cumbia, bolero, salsa, vallenato. Incansable.

Tenía 12 años cuando se quedó viendo a unas aves y compuso: «Como le hace el palomo a la paloma hay compa cuando llega a su casa. Arrogantes sus alas él va viendo ay hombe y por la puerta se asoma. Y él le hace currucucú, currucucú».

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Ganó cinco Congo de Oro, Guaicaipuro en Venezuela, El Festival de la Cumbia y El Cacique de Oro, nació en Barranquilla y su sueño cuando era niño era convertirse en un gran compositor como Guillermo Buitrago, José Barros y Rafael Escalona. Adolfo tenía una gran virtud a la hora de escribir: era muy natural, muy realista y veía en los animales, las plantas, el cielo y el mar, motivos para hacer una canción.

Gustavo Quintero le animó a escribir sus canciones y a darle un tema para cada disco de larga duración. Los Melódicos le grabaron también el tema «La ninfa morena» que compuso con Bolisander Pacheco.

Lanzó a figuras como El Checo Acosta, Juan Carlos Coronel, Charly Gómez, entre otros.

El maestro Adolfo sufrió la amputación de sus dos piernas debido a su diabetes, Sayco le pagó sus servicios médicos, unos cuantos amigos le visitaban a su familia, Colombia entera sigue bailando sus temas, murió mientras escuchaba la algarabía decembrina. Ese 20 de diciembre del 2018 dejó más amargura.