Opinión, TOP

EL TURISMO TODA UNA EXPERIENCIA

Bogotá fue la ciudad más visitada de Colombia por el turismo nacional e internacional.

 

Carlos Villota Santacruz

Uno de los efectos  que los ciudadanos apuestan más por una mejor salud y un turismo de experiencia. La razón es simple. La vida es un regalo de Dios. Un viaje que debe estar alejado de la frivolidades, accesorios, prisas, parques temáticos o exageraciones del consumismo.

Este escenario se replica en Cartagena, Medellín, Bogotá o Leticia. Atrás quedó el turismo frío gris. Las ciudades están llamadas a mostrar su historia, su cultura y sus exposiciones de arte. Una hoja de ruta que debe estar acompañada de música, gastronomía y la naturaleza.

Conversando con los habitantes de la capital colombiana -propietarios de hoteles, restaurants y lugares culturales- advierten que los turistas nacionales y extranjeros buscan un valor a la vida. Una experiencia única, Alejarse de la rutina cotidiana.

Prueba de ello, es que las ciudades como Cartagena, Pasto, Girardot, Yopal, Ibagué o Choachí son más que turismo.

Los habitantes que se hacen los habitantes de Chía, Cali o Popayán es; ¿Qué ciudad queremos? Los jóvenes no dudan en contestar -entre 18 y 28 años- «Queremos una ciudad creativa». para darle vida a este modelo, se debe mejorar la calidad de los servicios públicos. Un tema que en ciudades de la costa norte de Colombia es «un dolor de cabeza por la alta tarifa de energía.

Esta situación -preocupante- al afectar el empleo y la competitividad, debe ser una «voz de alerta» para aquellas ciudades con historia, patrimonio y naturaleza. Para crear rutas que demuestren el impacto del cambio climático o abran la puerta a la lectura o la música.

Sólo a través de esta hoja de ruta, los turistas nacionales y extranjeros llegarán a las urbes y el sector rural para compartir acontecimientos memorables, altamente creativos y cualificados.

El  reto de hoy -de las ciudades del siglo XXI- es que están llamadas a mostrar su singularidad. Alejarse de los modelos comunicativos representados en afiches o campañas publicitarias de redes sociales, sin sustento en el territorio.

Es hora, de huir de la publicidad insípida. Todo bajo la línea de acción pública de cuidar las señalizaciones, las pantallas grandes donde se pasen audiovisuales, luces con diseño, itinerarios sorprendentes, folletos que se quieran conservar por parte de los habitantes y visitantes de las ciudades.

Este es un vestido elegante para las capitales de los países. También para las intermedias. El turismo no puede seguir la tendencia de ser un turismo consumidor, sino una experiencia. No en vano, otro de los retos para los Gobiernos es recuperar el espacio público.

«El turismo es un asunto político que debe plantearse desde la democracia. No solo desde la economía .en mi sentir- además, todos los ciudadanos y turistas deben respetar las normas cívicas de cada ciudad. Darle al turismo carta libre para que haga lo que se le de de la gana es una aberración. Es un insulto para cada ciudad».