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En la Amazonía: CULTIVOS DE COCA IMPACTAN EN LA DEFORESTACIÓN Y DAÑO AMBIENTAL

La deforestación en la amazonia avanza en forma acelerada para plantar coca. 

 

 

 

  • En los últimos 20 años en Colombia se han deforestado más de 3 millones cien mil hectáreas.

 

Richard Fredy Muñoz

Londres 

Enviado especial de Primicia 

En Londres, Pedro Arenas, cofundador de la Corporación Viso Mutop, promotora del desarrollo sostenible en Colombia, habló sobre el impacto que tiene el narcotráfico, específicamente los cultivos de coca y el lavado de dinero, en la deforestación y el daño ambiental en la Amazonía, lo cual ha sido duplicado y potenciado por las políticas de drogas fallidas del Estado colombiano.

En una presentación internacional a la que asistieron representantes del Observatorio Global de Políticas de Drogas, de la Universidad de Swansea, del National College del Reino Unidos, de otras instituciones académicas, así como ambientalistas y expertos en el tema, Arenas explicó que el crecimiento de los cultivos ilícitos continúa causando estragos en el medio ambiente como la migración de la fauna y flora, pérdida del suelo, aumento de la erosión, tala o quema de bosques y la contaminación de las fuentes de agua, entre otros.

«Si bien los cultivos de coca no son actualmente la principal razón que explica la deforestación, si son la punta de lanza de la expansión de la frontera agrícola, del avance del latifundio, del acaparamiento de tierras y de la apertura de pastizales para ganadería extensiva, factores que deforestan más que la misma coca», resaltó el conferencista.

En los últimos 20 años en Colombia se han deforestado más de 3 millones 100 mil hectáreas, según datos del Ministerio de Ambiente. De ellas, un millón 800 mil estaban en la Amazonía. Esto equivale a cerca de 90.000 hectáreas por año. Las afectaciones ambientales impactan áreas protegidas, la reserva forestal y a las comunidades vulnerables en las regiones más apartadas del país: 52% de estos cultivos están en áreas de manejo ambiental: 21% están en terrenos de comunidades negras, 17% en reservas forestales, 4% en parques naturales y al menos un 10% en reservas indígenas. Sin embargo, un ejemplo de la existencia de otras fuerzas que deforestan mucho más que la misma coca se registra en Guaviare donde en 2021, de acuerdo con el IDEAM, se deforestaron 25,000, pero en coca hubo menos de 7.000 hectáreas sembradas con una variación de 15% respecto del año anterior. 

Pasan los años y el problema continúa:

Desde hace casi 30 años, Pedro Arenas ha advertido sobre el impacto negativo que tiene la fumigación con glifosato en la salud de las personas y en el medio ambiente. En un artículo publicado en 1994 en el periódico EL TIEMPO -Prensa Verde-, Arenas, quien para entonces era concejal del municipio de San José del Guaviare, aseguró: «Si a un campesino le fumigan las 5 hectáreas que tiene sembradas de coca, tendrá que tumbar otras 5 para seguir cultivando, porque es lo único rentable mientras no existan créditos agropecuarios, vías de acceso, empleos, educación y servicios públicos».

Hoy el reto continúa para el Estado colombiano, para las comunidades y para organizaciones como Viso Mutop que trabajan acompañando procesos sociales, pues a pesar de la firma del Acuerdo de Paz con las FARC, la violencia en la zona se mantiene, así como economías ilícitas, el narcotráfico y el impacto negativo para el medio ambiente del modelo productivo que busca recursos y tierras en la Amazonía.

Pedro Arenas, cofundador de la Corporación Viso Mutop.

Plantaciones de coca en Colombia