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EL ULTRA TREN BALA DEL SABER

Tren bala 

 

 

David Turbay Turbay

Hoy, recibí fotos de mis nietos colombianos. Viajaron con sus padres a pasar la semana santa en Roma. Y recordé la anécdota viajera, del primero de los amigos que viajaba a Italia. Se trataba de Ramón Martínez De León, hijo del en ese entonces Embajador en Israel, el doctor Ramón Martínez Vallejo.

Vivíamos en Bogotá en un apartamento de la Calle 75 con carrera 14. Y se llamaba Villa Flojera. Todos esperábamos el retorno de Ramoncito, para que nos narrara sus experiencias europeas.

Y regresó muy contento. Esa noche fue la gran cena de bienvenida. Pedimos arroz a la Huertana y ostras a la diabla al Restaurante Chef Julián. Y Jorge Luis Támara trajo cuatro botellas de buen vino tinto, reserva, de las que se apropió del bar de su padre, el ex Congresista Jorge Támara Samudio.

Tico García consiguió un buen trío de cuerdas que nos deleitaron con los boleros de siempre.

Hicimos una rotonda, y esperábamos el arribo de Ramón.  Y llegó el hombre.

El primero en preguntarle, fue Ricardo Palmera. La demanda fue escueta. Dinos Ramón, cómo te pareció Roma. Y la respuesta fue clara como inaudita, Eso está en ruinas. Ese Coliseo está viejo y destruido.

Todos nos miramos con sorpresivos gestos. Anhelábamos una respuesta superior y diferente.

Y el Congresista y ex Gobenador de Córdoba, Fredy Sánchez Arteaga, preguntó por Venecia. Y la repuesta fue peor: Lorica inundá!!

Decidimos suspender la ronda inquisidora, y pasamos a manteles. El discurso de bienvenida lo entonó Gabriel Enrique García Romero. Se inspiró con lírica exquisita. Y habló de Pompeya la muerta y de Capri la esbelta, iluminando la noche sombría.

Recordamos esa noche a Abelito Mercado que en un examen de Derecho Romano, le preguntaron por Caracalla en el 212, y le respondió a Juan Manuel Fonseca Neira, nuestro profesor, con la siguiente afirmación: Tema de singular importancia. Pero por qué no nos adentramos en la usucapión, por ejemplo, tema que dominaba de su preparación para el examen. Y el profesor lo escucho diciéndole. Muy bien  Abel, pero yo te he indagado por Caracalla. Y Abel respondió sin vacilaciones y sonoramente afirmando: En efecto profesor, era que quería darme un paseo por las avenidas del derecho romano.

Bellas épocas de juventud, que no volverán. Hoy las repaso porque me llegan al alma con añoranzas y sentimientos ciertos. No había Google para encontrar las rápidas respuestas. Todo era improvisación y sed de conocimientos fruto de vivencias inesperadas.

Todos éramos costeños. Antes de ir a Europa teníamos que conocer a Bogotá. Recordé en este escrito a Ricardo Palmera. Su nombre de guerrillero es Simón Trinidad, y nos duele verlo tras de rejas en Estados Unidos. Con él íbamos al Parque de la calle sesenta a comprar nuestros pantalones de boca de campana. Y los zapatos de plataforma. Quién lo creyera.

Gabriel Enrique había sido elegido Diputado por Sucre. Y un buen día se puso los zapatos de su hermano Tico y fue con ellos a la sesión de instalación. Los costeños, que no perdonan, le pusieron de inmediato el remoquete del Diputado Tacón.

Hoy los niños van a mil de velocidad. Mis nietos se leyeron dos libros sobre Italia antes de emprender el periplo. La llamada inteligencia artificial trae las respuestas en tren  ultra bala. Me sorprendió verlos dialogar sobre las pastas, las propias de la gastronomía itálica. Y disertar sobre el ossobuco, que aprendimos a comer en el Giusepi Verdi. Alvaro García Romero, nos invitaba con frecuencia y este plato, más los spaguettis a la carbonara, eran los de su predilección y gusto refinado.

Terminada la cena, no podía faltar, trajeron el conjunto vallenato. Y todavía tengo pena con el compadre Chemo, tengo pena porque yo no fui, a esa fiesta de ese dos de enero, y con tanto que le prometí.

Y entrada la madrugada, finalizó el festejo. No aportó mucho de conocimientos. Pero dejó clara pedagogía el grito salido de su alma,  el de mi compadre Jorge Luis Támara: El hombre que no bebe, no sirve pa na!!