Una periodista de la ciudad de correntina de Curuzú Cuatiá en Argentina, fue hallada en su hogar estrangulada con golpes en el rostro. Aunque en un principio los investigadores interpretaron la escena como un suicidio, pronto se evidenciaron las señales de lucha, por lo que se detuvo a su expareja, bajo investigación por femicidio.
Sin embargo, la familia de la víctima afirma que no se trató de un femicidio, sino que «la mataron», dado que la periodista, identificada como Griselda Blanco, «decía verdades que nadie se animaba a decir», por lo que «la querían ver callada y no pudieron».
Fabián Cesani, hijo de la periodista radial, aportó que cree que hay «pocas posibilidades» de que el acusado haya matado a su madre y añadió que, por sus informes periodísticos, ella «recibía muchas amenazas».
«Por la información que tenemos, si bien estamos esperando el resultado de los peritos de la autopsia, la información que tenemos es que él en ese momento que ocurrió el hecho, en esas horas, estaba en su casa y que no fue él», profundizó Cesani.
Cómo encontraron a Griselda Blanco
Fuentes policiales informaron que el cuerpo de Blanco fue hallado estrangulado con una soga, colgado, con golpes en el rostro, indicios de tortura y rastros de sangre en el piso de su vivienda, a 320 kilómetros de la capital correntina.
«Se hallaron también pelos en sus manos, que podrían ser señales de que se defendió del ataque», aseguró a Télam un investigador de la causa, quien añadió que los accesos a la vivienda no fueron violentados.
Uno de los hermanos de Blanco fue quien encontró el cuerpo el sábado por la tarde, por lo que ya prestó declaración ante la fiscalía, al igual que la madre de la víctima.
Su expareja, Armando Jara, periodista de 54 años, fue detenido y allanado, proceso en el que se incautaron prendas de vestir y una notebook.
Cesani, entrevistado en C5N, detalló que su madre y Jara ya no eran pareja, pero que «se llevaban bien, tenían una amistad en buenos términos», y aclaró: «No estoy diciendo que es inocente, pero es muy baja la posibilidad».
Se realizó la autopsia de Griselda Blanco en Corrientes, a través de la cual podrá obtener más información sobre su muerte. Los investigadores trabajan para establecer si el hecho de que el cuerpo apareciera colgado de una soga se trató de una escena montada y, en ese caso, confirmar cómo fue la mecánica del presunto homicidio.
La censura, otra hipótesis del crimen
Los colegas de Blanco denunciaron que, durante los días previos a su asesinato,la periodista había recibido amenazas, luego de divulgar un caso de mala praxis en un hospital provincial y por investigaciones sobre abusos policiales.
Lautaro Cesani, uno de los hijos de la víctima, en comunicación con la agencia Télam, confirmó que su madre le había pedido que se contactaran con la abogada Silvia Casarrubia en caso de que «le pasara algo», hecho que relaciona con la cobertura que hizo Blanco sobre supuestos abusos en la policía de la provincia.
El Canal 6 de Posadas señaló que Blanco «tenía roces con las autoridades policiales de la ciudad» y su hijo detalló que recibía amenazas «en especial, de un comisario que estaba en cosas raras».
Las publicaciones realizadas por Blanco sobre un caso de mala praxis tratan sobre Débora Serrano, quien falleció en el Hospital Civil Fernando Irastroza de Curuzú Cuatiá, durante una intervención estética.
El viernes 19 por la noche, unas horas antes de que la encontraran muerta en su casa, Blanco realizó un vivo a través de su cuenta de Facebook, en el que contó detalles sobre el fallecimiento de Débora Serrano y realizó fuertes denuncias contra el personal médico.
«Ella, en lo que concierne a su trabajo de comunicadora social, revelaba mucha información de la ciudad que a más de uno no le gustaba y recibía muchas amenazas. Creemos que viene por ese lado», analizó Cesani.
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