Opinión, TOP

MI SALDO!!

Cristo muerto, de Andrea Mantegna.

 

 

 

David Turbay Turbay

El único medio de vencer en una guerra, es evitarla, enseña George Marshall. Pero la sabiduría vikinga también enseña que es mejor mantenerse peleando. Si corres, solo morirás cansado. He realizado todo por evitar este combate. Hasta he convocado a la muerte. Pero yo tengo un gigante valor que me exige la batalla. El valor por encima de todas las cosas, es la primera cualidad de un guerrero.

Definitivamente, lo he aprendido, no hay nada imposible para aquel que lo intenta con valor, formación, facultades y merecimientos. Siempre voy al campo de batalla con la firme seguridad de la victoria. Y si sé que puedo sufrir heridas en el mismo, casi siempre vuelvo a casa sin ellas. Claudicar, es un verbo que jamás conjugo.

Mis enemigos, agrupados en camada, no son invencibles. Son ovejitas sin categoría de leones. Su peligro consiste en el deshonor de su existencia. Yo soy un guerrero caribe. Aprendí de Julio César que los cobardes agonizan muchas veces antes de morir. Los valientes ni se enteran de su muerte. Mi divisa de vida es la perentoria necesidad de levantarme. Confucio lo pregonaba. La mejor gloria no está en no caer nunca sino en levantarnos cada vez que caemos. Y yo me levantaré con luz fulgurante, en un territorio triste marcado por las sombras que deben superarse, por lunares que no adornan sino afean el acontecer de la democracia. La victoria está siempre reservada para aquellos que están dispuestos a pagar su precio.

Llantos, lágrimas, dolor, humillaciones, descalificaciones sin soporte, menos cobardía. Arrojo, estudio por doquier se necesitan. Siempre de quien más se atreve el triunfo ha sido, quien no espera vencer ya está vencido.Debo repetir que en toda lucha por un ideal se tropieza con adversarios y se levantan enemigos. Pero el hombre libre no los escucha ni se detiene a contarlos. Sigue en su lucha, firme en su fe e irreductible en su acción, porque cuando se marcha hacia una luz no se puede ver lo que sucede en las sombras.

MI batallar es cotidiano. Tengo el alma y el cuerpo lleno de heridas e todos los calibres que pocos registran. Pero no he perdido la esperanza. Sueño con lo justo. Apelo con respeto a las instancias, aunque me duelan su ausencia de compasión, humanidad y yerros. Con alegría concurro al campo de combate, pase lo que pase. Soy un fedayín dispuesto a todo.

Mi padre repetía: Yo como Atahualpa opino que es costumbre de guerras vencer y ser vencido. Lo importante es no perder el buen humor. MI buen humor es el optimismo victorioso. A mí me gusta pelear con los leones. Con los que tienen categoría especial y dignidad. Ya pocos quedan. Y el club de las pulgas envidiosas, sombrías y esclavistas de lo incorrecto, es quien me ha retado. Qué vergüenza. Morirán por su propio veneno.

Tendrán puestos, pero jamás posiciones en la historia. Lograrán premios, pero jamás serán merecedores de ellos. Las águilas vuelan por encima de las tormentas. Y yo soy una de ellas. Aquí están mis alas y mi pecho de combatiente para afrontar el duro batallar. Sé que son varios los que integran el contingente asesino. Pero yo sé que tengo cédula de ciudadanía mental y gozo de la necesaria patente de conductor experto para vencerlos. Dios es mi escudo protector, no se equivoquen.

Amo a mi pueblo, a diario lucho por él. Sé que su fuerza y esplendor, habitan en la espera. Regresar se impone. La bandera mía es roja, pura, y alto el ideal. Para mí la palabra pueblo no es un sustantivo, sino un verbo, que solo pueden conjugar los hombres como yo, claros en el pensamiento, en la acción y en la conducta. Sigue el combate. Solo exijo que el árbitro de éste, sea imparcial y con honor para no pecar siendo parcial expresión de la mentira y de la inquina de ciertos favoritos de la falsa vida, la de los oropeles la de los poderíos obtenidos por los fraudes a todo, y los caudales mal habidos.

A la carga, mis guerreros. Ya llega el amanecer. Se acabará la noche oscura. Dios lo hace posible. He pagado el precio de la victoria. Las penas serán compensadas, con un resurgir divino de mis fuerzas.  La epopeya de mi vida tiene metas victoriosas!!