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Experiencias vividas: BORRADAS DE MI MENTE

«Ojo por ojo y el mundo acabará ciego». 

 

 

 

 

David Turbay Turbay

Perdonar es poder ir al pasado y volver ileso. Gandhi recordó: OJO POR OJO, y el mundo acabará ciego.

Pienso, amando mi vida, que debo preocuparme tan solo de lo edificable, no de lo miserable. Y estoy convencido, como lo anotara Frank Sinatra, que la mejor venganza es el éxito masivo.

No me importan mis destructores. No me interesa la basura. El perdón es atributo de los fuertes. Rencor? Prefiero vivir. Maldito rencor. Pasé los mejores años de mi vida concentrado en el dolor del pasado y del presente, en lugar de concentrarme en la dicha del futuro, que ya se asoma victorioso. El rencor, lo enseñó Nelson Mandela, es como tomar veneno y esperar que mate a nuestros enemigos.

Tengámoslo claro. Repitámoslo a diario. Recordémoslo siempre. La grandeza inspira envidia, la envidia rencor y el rencor mentiras. Aprendí con Nathan que ningún hombre puede pensar con claridad cuando sus puños están cerrados.

Ya no consulto mis miedos, sino mis esperanzas. Ya no pienso en mis frustraciones sino en mi potencial por alcanzar, como lo dijera el Papa Juan XXII.

Dejo quieto a mis enemigos. Sé que los perturbo, los enfermo, viven pendientes de mí, y los frustro sobremanera.

Sigo en mi lucha, como si no existieran. Son tan chiquitos que ya ni los veo. Dios no me ha pedido que haga lo imposible. Eso lo hará él, que todo el poder tiene. Y llorarán, con tristeza lo vaticino.

Lee Iacocca, aconseja que en tiempos de gran estrés o adversidad, siempre es mejor mantenerse ocupado. Dirigiré mi ira y mi energía hacia lo positivo. Mis frustraciones son, desde hoy, mi mayor fuerza inspiradora. Definitivamente hay emociones que son veneno para cualquier sujeto vivo. Y sabiéndolo, es mejor extinguirlas de nuestro itinerario vital.

Crecemos a través del conflicto, me recordaré a cada instante. No nací para engrosar la nómina de los perdedores, que ni siquiera luchan. Vivo intensamente enfocado en el resultado, no en los obstáculos.

La suerte de los adultos mayores, la lucha por la efectividad de sus derechos que reclaman protección en todos los órdenes, están en mi agenda.

También lo están los campesinos, que son la música que ronda el destino emocional de nuestras mejores esperanzas.

Las luchas de los jóvenes tienen absoluta validez, y hay que respaldarlas. La protección de los hombres de la calle, exige atención centrada y prioritaria. La lucha por extinguir la miseria, reclama unidad nacional.

Son batallas trascendentes. Luchar con quienes me afrentaron como banda de calaña perversa, será cometido de Dios y de la Justicia. No perderé más mi tiempo en hacerlos pagar su acción ignominiosa. No valen mi tiempo, ni mis desvelos.

El dolor que me han generado, me ha permitido ordenar las acciones que debo emprender, que son sinónimos de Patria y de justicia social.

Los rencores quedan sepultados. Merezco desde ahora ser feliz, sin perturbaciones, haciendo y ejecutando mi plan de vida, ejerciendo mi dignidad humana, sin humillaciones de nada ni de nadie.

La dignidad y la solidaridad, son los soportes del Estado. A trabajar por una sociedad que respete estos derechos. Los triunfos que conquistaron mis avasalladores, son de oropel, de una fragilidad moral sorprendente. Borrados de mi mente, ya lo están, ese es mi irrevocable decreto existencial.