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EL FANTASMA

Sunila Barari

 

Cientos de comentarios han surgido con motivo del remezón que tendrá RCN Radio en su sistema informativos.

Según dicen los medios, «Radio Sucesos RCN» desaparecerá y ahora será «Noticiero de la mañana de RCN Radio». Así de sencillo.

Parece contradictorio. Hasta cuando aparecieron las redes sociales, la radio tenía inmediatez. Ya no. Y la radio se volvió paquidérmica. Las noticias primero aparecen en Twitter, Facebook, Instagram y dos horas más tarde se hace un anuncio radial, cuando no es al otro día.

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La radio se mantiene en un viejo esquema. Con decir que «Radio Sucesos RCN» nació en 1975. Hace casi 50 años. Inmodificable. Con las mismas voces, el mismo estilo y las mismas cortinas.

Ya es hora de darle la vuelta al dial.

Luego de años de reuniones, gestiones, descubrieron los ejecutivos de la Torre Sonora, que el agua es tibia y que tenían allí mismo la solución. Si la FM le daba rating, noticia y vendía, ¿por qué no darle la oportunidad a escala nacional? La determinación duró meses.

La radio tiene que innovar, volver a la programación, atraer oyentes.

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No es posible que la radio musical, por ejemplo, haya caído en el sistema de la payola. Si no hay pago por sonar, no hay difusión. Entonces se volvió una radio para el gusto de unos pocos. Obsoleta.

La radio musical fue buena cuando se trabajaba de la mano de las disqueras, de los productores musicales y de los propios artistas. Ahora, simplemente, es cuestión de payola, enfermedad de la corrupción que no ha podido erradicar este medio.

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La radio informativa se hace con noticias. No con comentarios, ni opiniones. Algo que llegó con la Constitución y que permite que cualquier persona puede hablar, sin haber estudiado Comunicación Social y entonces, toma funciones de periodista. Decenas de políticos, abogados, administradores y brujos han tomado los micrófonos desconcertando al público y llevándolos a informaciones sin fundamento.

El periodista no debe opinar, debe informar, sencillamente.

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La radio de la FM cayó lamentablemente en un libreto de burla, risas, mediocridad, grosería. Gana la que eche el madrazo más fuerte, la vulgaridad más estridente y quedó en manos de don Jediondo, personaje al cual llaman como el «gran humorista».

Las emisoras musicales, de un momento a otro, se convirtieron en emisoras americanas. Música, cantantes que no se conocen acá, pero que, según los genios, son los temas que mandan en sintonía. El talento nacional quedó relegado. Pero los sabios  están en la ciencia.

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Los dueños de las emisoras deben pensar que Colombia es otro país al que vieron Yamid Amat, Juan Gossaín, Julio Nieto Bernal, Alfonso Castellanos, Orlando Cadavid hace 50 años.

Pero la esencia seguirá siendo la misma: el periodismo y el periodismo puro, de verdad. Con las 5 W. Con los leads bien hechos. Lo demás es puro bla, bla, bla.

Ahora la pelea por la sintonía se pondrá interesante. Julio Sánchez Cristo, Gustavo Gómez y Néstor Morales deberán replantear sus esquemas informativos. ¿Más información corta y sustanciosa? ¿Menos entrevistas a Roy Barreras, Armando Benedetti, Iván Cepeda, Angélica Lozano, Álvaro Uribe, Iván Duque, María Fernanda Cabal, Miguel Uribe, Germán Vargas,  Paloma Valencia y Gustavo Bolívar?

Bienvenido el remezón radial y esperar a ver qué pasa en los próximos 50 años cuando haya otros cambios.