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EL FANTASMA

Julia Fox

 

 

 

Prepare su mente para otro tipo de espectáculos: gratis.

Salga temprano de su casa a caminar y oirá un concierto infinito de aves trinando. Si detiene el paso podrá ver toda clase de pájaros, según la región donde se encuentre. Es una maravilla. Mejor que pagar boletas carísimas al lado de borrachos o impertinentes.

También puede levantarse y mientras toma un tintico, una aromática o un té, puede ver cómo la oscuridad va desapareciendo y surgen miles de colores, incalculables, con una brisa mañanera que golpea el rostro e ilumina los ojos. Eso no lo pueden hacer millones de luces leds ni en el concierto más espectacular de un cantante.

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De pronto, en la mañana, en un semáforo encontrará equilibristas, maromeros, tipos que consumen fuego por la boca, unos más hacen juegos de magia, otros levantan balones, pelotas, palos por los aires. Usted, en primera fila ve escenas de circo, por unas cuántas monedas.

Si va a un parque muy pronto estará viendo perros saltando, corriendo o de pronto a un loco que le arroja lejos la pelota para que el can «vuele» por ella. Va y viene. Sin gastar un centavo verá a un viejo jugando con el can, a otra señora que educa a su mascota y así sucesivamente.

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¿Quiere gastar un poco más? Lo puede hacer subiéndose a un bus de transporte público. Si está en Bogotá puede gozar en un recorrido con canciones en vivo y en directo con diferentes géneros musicales: reggaeton, rap, salsa, vallenato, joropos e infinidad de tonalidades urbanas con mezclas que hacen talentosos jóvenes de Colombia, de Venezuela o de ambos.

También puede hacer un recorrido por el centro de la ciudad. Observar los detalles arquitectónicos de los edificios, cuando los arquitectos eran creativos, visitar un museo, ingresar a una iglesia –dar gracias al Creador—y observar sus obras de arte.

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Si está en campo la multiplicidad de paisajes para donde mire, no los podrá analizar con la mente y el celular o cámara de fotografía bien podrá quedar al tope con las imágenes que podrá después subir a redes sociales o compartir con familiares y amigos.

Qué no hablar de los cerros, las montañas, los nevados y volcanes inactivos que se encuentran a lo largo y ancho del país.

Si dispone de más recursos puede visitar las playas, subir a la Sierra Nevada de Santa Marta, escuchar las clases de los maestros indígenas, puede extasiarse con las maravillas de las montañas.

Pero también puede, en cualquier rincón, del país, degustar sus más exquisitas viandas, económicas, sabrosas, irrepetibles.

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Si desea algo más profundo puede visitar el Pacífico colombiano y arriesgarse para ver las ballenas. Es algo único y que se debe observar a lo largo de la vida.

Pero también puede tomar su cámara y disfrutar de los avistamientos de aves. Hay millones por doquier. Es un evento único que ofrece la naturaleza de manera gratuita.

Si quiere más, tome su computadora y busque las mil y una posibilidades que brindan las alcaldías y gobernaciones para disfrutar centenares de espectáculos.

No todo tiene que ser televisión, cine y conciertos. Hay mucho más y gratis.