Opinión, TOP

SOY EL VIENTO, TOCO MI PROPIA MÚSICA

No hay paz sin perdón.

 

 

 

David Turbay Turbay

Es muy cierto. No hay paz sin perdón.

No es siempre fácil. A veces el perdón al que te causó daño, se siente más doloroso que la herida que se sufrió.

Pero hay una enseñanza sublime. El perdón es atributo de los fuertes, afirmó Mahatma Gandhi.

Le he  prometido a mi Dios, perdonar. El en su leguaje divino me ha dicho, que tiene razón Calderón De la Barca. Vencer y perdonar, es vencer dos veces.

Perdonar es el valor de los valientes.

Oscar Wilde pregonó que hay que perdonar siempre al enemigo. Que no hay nada que lo enfurezca más.

He prometido perdonar. He dado mi palabra. Y yo, las palabras de bien las escribo en el mármol.

Manzoni enseñaba que el hombre crece cuando se arrodilla.

Yo solo lo hago ante mi Dios.

Pero podré perdonar. Solo los seres viles, no son capaces de hacerlo, porque ello no está en su naturaleza.

Hoy ando con otros rumbos, dedicando mis historias  a las personas queridas en que vivo.

Soy un ser humano libre y con una voluntad independiente.

Me he refugiado aplacando mis dolores, en los libros.

Ellos son el mejor viático que he encontrado para este humano viaje, alguien en ese trance del dolor, me lo recomendó.

Hoy sé que construir el hábito de la lectura es construir el insuperable refugio contra casi todas las miserias de la vida.

Y vivo en fortaleza. La esperanza es mi gran aliado.  Ella es lo único más sólidamente fuerte que el miedo.

MI vida y mis sueños,  se los llevó el viento de las malquerencias tristes.

Al principio lloraba. Pero la vida me ha permitido conquistar otras opciones. Muchas veces hay que agradecer al viento lo que se lleva.

No he perdido el tiempo, es mi tónico espiritual. Lo bebo a diario.

MI voluntad de combatiente ha vencido las palabras, el tiempo y las oportunidades, que se van y no regresan nunca.

Un poeta me dijo una mañana en la playa que él podía resumir en tres palabras todo lo que había aprendido de la vida: La vida sigue.

Yo había oído otra versión literaria, que es la que práctico como divisa existencial. Siempre hacia adelante!

Hoy vivo. Es mi nueva versión. Son mis ojos rubios mirando mi horizonte. Soy el constructor de mi ruta honesta del sol.

No puedo volver al pasado porque entonces era una persona diferente.

Hay una antigua enseñanza. Como no puedes cambiar la dirección del viento, debes ajustar las velas para llegar a tu destino.

Para llegar a un puerto, debemos a veces navegar con el viento y otras contra él.

Durante 25 años he sido prisionero de los ojos ajenos, de la justicia sorda y vencida, de las ilusiones aplazadas.

Hoy soy la libertad. Soy un hombre libre.

Cuando se tiene la paciencia de la tierra, la pureza del agua y la justica del viento, entonces eres libre. Lo dijo Paolo Coelho con sabiduría majestuosa.

 Hoy, soy el viento, y toco mi propia música.