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EL FANTASMA

Alika

Las escenas que ofrece el fútbol son cada vez más inhumanas. Las lesiones que dejan las patadas de los contrarios con de verdaderas batallas campales. Volvió el circo romano.

A los medios deportivos poco les importa lo que piense o sufra un deportista, sus compañeros de equipo, los directivos, las familias y amigas de un pateador de un balón, bien puede ser un defensa, un medio, un delantero o un arquero.

Nada. Lo único interesante es que se ofrezca un espectáculo lleno de fuerza, de rapidez, de inhumanidad. Ya no es mero encuentro deportivo, ahora es una guerra por goles.

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Los equipos que logran estar entre los mejores llevan a sus arcas millones de billetes, sea en dólares, euros o pesos, los otros, los vencidos, pues son desacreditados, llevados al escarnio público y sus jugadores son simplemente llamado como «cebos».

Miles de jugadores en el mundo quedan lesionados luego de un partido dominical. Los espectadores, como en el circo romano, los ven salir en camilla, con toda clase de improperios.

Algunas de esas lesiones quedan para el resto de sus vidas, deben retirarse del deporte y otros, si logran sobrellevarlas, deben pasar, con el tiempo, con muletas o en sillas de ruedas. Los seguidores no opinan, simplemente dicen, vendrán otros.

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¿Qué clase de espectáculo es ahora el fútbol?

En estos días un comentarista de Win Sports decía: «Ya han pasado 12 minutos y no hasta ahora ningún jugador se ha revolcado en la hierba por la falta». Caray. ¿O sea que les dan una patada en una espinilla y hay que cantar vallenato, cumbia o reggaeton?

Un fanático en Santa Marta le dijo hasta de qué se iba a morir al Caballo Márquez, muchacho que se exaspera con cualquier cosa y claro, de inmediato el deportista fue a buscar al hincha hasta las tribunas para «dialogar» a las buenas. El video se hizo viral y nadie trató de apaciguar los ánimos.

Los jugadores del Junior andan escondidos. Ya no pueden ir a mercar a Olímpica porque los seguidores del onceno barranquillero les dicen desde groserías «decentes» hasta madrazos a todo fuego.

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Son guerras que van desde el comentario callejero, el micrófono radial y luego las redes sociales que son implacables.

Es común ver cómo a un jugador lo lesionan y un médico lo llevaría de inmediato a un hospital o a realizarle exámenes, pero no, el muchacho es sometido a ponerse unas bolsas de hielo y esperar a que el onceno regrese a la ciudad de origen para buscarle una salida de salud en una EPS. Habrán pasado unas 30 horas luego del accidente deportivo.

El fútbol es simplemente un deporte en el cual se juega o se pierde. Se hacen goles, pero se hace ejercicio, se corre, se siente la vida, se goza, se disfruta, pero nada más.

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