Las autoridades hicieron el levantamiento del cuerpo sin vida del director de la cárcel La Modelo, Élmer Fernández.

Jhonny Alexis Lizcano L.

El asesinato del director de la cárcel La Modelo de Bogotá, Élmer Fernández, dejó al descubierto nuevamente que el Estado colombiano, sigue siendo débil, negligente y precario. Frente al poder corrupto y sagaz de la mafia y el crimen organizado.

Pues resulta insólito e inverosímil, que a plena luz del día y a la vista de todos, un sicario asesine al director de una de las cárceles más importantes del país. Y no suficiente con lo anterior, después del trágico suceso del funcionario público. El mismo Ministro de Justicia, Néstor Osuna, se lamente públicamente por la ausencia de un esquema de seguridad para Fernández. Mientras la Unidad Nacional de Protección (UNP), solo se limitó a responder que la seguridad del mismo, estaba a cargo del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec).

No es posible entonces que la burocracia y la negligencia estatal, sea cómplice del asesinato de quien fue policía desde 1985 hasta el 2017. Además de ser Jefe de Avanzada de la Presidencia de la República. Y que a pesar de llevar poco tiempo en el cargo, según el Presidente Gustavo Petro, «estaba cumpliendo las órdenes de impartir disciplina y haciendo las requisas aleatorias correspondientes». Es decir, que fue silenciado por incomodar o fastidiar el imperio de la anarquía, que imperaba en el centro de reclusión.

O en caso contrario como se revelo recientemente, por su cercanía o relación en un pasado con negocios ilícitos. Derivados de bienes e inmuebles del narcotráfico.

Pero lo más preocupante y complejo de la actual situación que atraviesa el Inpec, es el panorama de incertidumbre, angustia e intimidación que padecen sus funcionarios. Pues a la fecha, van cinco asesinatos en un semestre vinculados con la misma entidad.

Lo cual, ha generado incluso la renuncia del subdirector de la cárcel La Modelo, el coronel (r) Óscar Alejandro Tovar. Argumentando «Ausencia de garantías para cumplir su labor oficial».

Dejando claro que al interior de las cárceles, los motines y las alteraciones seguirán de manera rampante en el territorio nacional. Mientras la mafia y el crimen organizado envía un mensaje tenebroso, a todos aquellos que se atrevan a obstaculizar a los criminales y sus acciones en los centros penitenciarios.

El reto del gobierno frente a la actual coyuntura es mayor. Pues no solo tendrá que lidiar con la reorganización de la infraestructura de seguridad estatal. Sino que además, cuanto antes, deberá realizar una depuración e intervención de su planta de funcionarios. Al menos desde el Inpec. Para encontrar las manzanas podridas…