La carretera construida durante los gobiernos de Uribe, Santos y Duque por parte de los narcos, ante la incapacidad del Estado en dotar al Cauca de una salida al mar.
Rafael Camargo
Durante el lanzamiento de la estrategia ‘Misión Cauca’ hoy en Popayán, el jefe del Estado, Gustavo Petro Urrego, habló de la necesidad de transformar el territorio del departamento, haciendo rentables las economías lícitas y quitarles terreno a los grupos armados de la región que se lucran principalmente con los cultivos ilegales.
El punto, dijo, «es la alta rentabilidad de la cocaína versus la baja o ninguna -o en rojo- rentabilidad de la economía lícita. Por eso un campesino prefiere sembrar hoja de coca más que cualquier otra cosa». Sostuvo que «seguir por ese camino no lleva sino al desastre, a velar hijos e hijas, cada vez en un número mayor».
Sin embargo, advirtió que existe otra posibilidad: crear las condiciones concretas para una transición real y efectiva hacia la legalidad. «Yo creo que este esfuerzo que aquí hacemos tiene que ver con implementar los mecanismos que permitan ese cambio. No con hablar del asunto, sino con cómo se hace para salir de ahí», sentenció.
Carretera al mar y puerto en la desembocadura del Micay
El Presidente alertó sobre el hecho de que son los grupos criminales quienes han ido adecuando el territorio en función de sus necesidades: «El narco ya hizo (la carretera) a su modo y ahí no pasan sino su mercancía».
Entre las propuestas destacadas por el mandatario se encuentran la construcción de una carretera que les permita a los productores llevar sus productos lícitos al mar, así como la construcción de un puerto en la desembocadura del río Micay en el Pacífico.
«Por eso se habla del Micay, porque va hacia el mar y el mar es fundamental para el business». Agregó: «Y entonces, ¿quién hace esa carretera? La plata está, eso se llama el presupuesto nacional».
«Si la economía del Cauca sale al mar, se potencia», destacó. También dijo que «cualquier pueblo del mundo sabe que salir al mar es una riqueza».
«Si la Embajada de los Estados Unidos nos quiere ayudar en estos proyectos, pues vamos pa’lante, porque se trata de construir otra economía», sostuvo. También explicó que «por ahí puede sacar el cacao; no necesitamos pensar cómo llevarlo a Bogotá, sino cómo llevarlo a la China, o a California. Y ojalá no saliera el cacao, sino saliera el chocolate, en todas las formas y ricuras», agregó.
En ese mismo sentido manifestó su deseo porque los productos comercializados sean procesados directamente por las comunidades de la región: «Si la empresa fuera propiedad del campesinado del Micay, entonces ahí sí se vuelve más rentable que la cocaína. Porque la chocolatería puede que sea menos rentable que la cocaína, pero le sumamos que no va a haber muertos».
Voluntad campesina
El mandatario también abordó que esa transformación territorial significa un cambio de mentalidad: «La economía del Cauca, cualquiera que sea, empezando por el café, la panela, el fique -que una vez llegó a ser poderoso y que ahora es necesario porque no se puede envolver la carga en plástico- es un cambio de cultura».
Advirtió, sin embargo, que «se necesita la voluntad campesina, de todos los colores, la comunidad indígena empoderada y el consejo afro empoderado, buscando la construcción de esa economía nueva, que permita que los niños y las niñas vayan al colegio y entren a una universidad y no, en vez de tirar el libro, coger el fusil».
Y concluyó: «Yo creo que es una buena transformación que Colombia necesita, sobre todo porque el asunto de transformar un territorio, de territorio excluido a territorio próspero, es ni más ni menos la definición de la Paz».