Bochica el dios de los muiscas
Gerney Ríos González
(q,e.p.d.)
Algunos pretenden establecer sus teorías sobre nuestro continente americano y aluden sin razones históricas que está tierra privilegiada potencia de la biodiversidad, no debe llamarse «indo” anteponiéndose a América, ignorando profundos estudios prehistóricos, antropológicos, etnológicos y etnobiológicos.
Error en esencia que no puede soslayarse, pues Indoamérica es el reconocimiento a la población nativa, originaria, aborigen e indígena que en el Nuevo Mundo hallaron los descubridores europeos -españoles, franceses, portugueses, holandeses e ingleses-, además, vikingos y chinos. El más conocido, don Cristóbal Colón a quien secundaron los Reyes Católicos de Hispania en 1492 en su empresa de remontar el mar-océano en la búsqueda del territorio de las especias en las costas de ricas y hermosas tierras.
Indoamérica bautizada así, es la acepción más certera para honrar a los pueblos indígenas masacrados por descubridores, conquistadores e invasores en pesquisa de riquezas. La sangrienta y brutal aventura se calcula que costó la vida de más de cuarenta millones de nativos, cuyas culturas aún sobreviven al escándalo de la civilización actual.
El vocablo Indoamérica corresponde a la trayectoria consuetudinaria e integral de las primeras naciones ancestrales. Comprende lo indio, lo ibérico, lo latino, lo negro, lo mestizo y un proceso notable por su energía y actividad en permanente desarrollo y evolución, intensificando su dinamismo de frente al futuro. Es un término endémico de tiempos antiguos, concebido en la defensa atávica del nuevo-viejo mundo. Indoamérica es un integrador en esencia con lo indígena.
Coincidimos con Víctor Raúl Haya de la Torre, líder político peruano, de la tierra del Imperio Inca, creador del Apra, partido de gran influencia en la historia, nacido en 1895 y fallecido en 1979, quien profundizó en el estudio de las civilizaciones aborígenes llegando a conclusiones importantes en su campaña contra las superpotencias europeas y Estados Unidos, en concordancia con los idearios de Manuel Ugarte en Argentina, Manuel González Prada en Perú y José Vasconcelos de México, fundador del Ateneo de la Juventud en 1909.
La imposición violenta de esos principios nacionales, violatorios de la esencia y nacimiento de las comunidades rurales, causaron las revueltas indígenas en la defensa de sus ancestros, explicadas en el libro MINGA de mi autoría. Intelectuales de la generación de Haya de La Torre, defendieron sus tesis sobre Indoamérica. Subrayar el pensamiento de Arnold Joseph Toynbee, historiador británico, filósofo, autor de libros e investigador en la London School of Economics, quien sostenía que la historia debe pensarse en términos del todo y no de las partes, única forma de hacerla comprensible e inteligible.
Por lo precedente cuando arribaron los conquistadores existían los imperios Azteca, Maya e Inca, éste último con una sociedad andina, ubicada en Perú, Bolivia, Chile, Argentina y en el entorno de Ecuador y Colombia, en estado de desarrollo a partir de comunidades primitivas y en pleno proceso de avasallar, con caracteres culturales y religiosos definidos y aceptados, y la sociedad mexicana, expansionándose hacia Centroamérica sobre las ruinas de la civilización Yucateca, siendo ambas fruto de la cultura dominante maya, extinguida en el siglo VII d. de J.
Cuando desembarcó Cristóbal Colón el 12 de octubre de 1492 a territorio indoamericano, encontró las Antillas, arribó en la isla de Guanahaní, bautizada con el nombre de San Salvador, ya existían los aztecas en México, los mayas en Guatemala, los caribes en el norte de Suramérica y el oriente de América Central, los chibchas con epicentro en Colombia, los incas en el Perú y los aimaras en Bolivia, Argentina y Perú.
Los aztecas, pueblo aborigen de la familia linguística náhuatl, desarrolló en México una civilización poderosa del siglo XIV hasta la aparición de los españoles en 1521. Oriundos del norte de Aztlán, invadieron tras largos desplazamientos, el valle de México y fundaron en 1325 el imperio, Texcoco, Tlacopan y Tenochtitlan, con un expansionismo producido por la decadencia de los mayas. La potencia azteca, denominada triple alianza, imperio mexica o tenochca, consolidó una sólida estructura política-militar que dominó en Mesoamérica, con el cual se rótula México y América Central a partir del año 1300.
Otra sociedad que imperó fue la maya con un conjunto de caracteres autóctonos de su raza, en esencia de Mesoamérica, que sobresalió por más de dos milenios. Las culturas ancestrales de Colombia y Guatemala están enchufadas por las vocaciones Pacífico y mar Caribe-Océano Atlántico, referenciadas por las abejas meliponas, endémicas en la península de Yucatán, esencia de la meliponicultura desde la época precolombina, entrelazadas en el escudo Guayanés, punto de encuentro con las angelitas de la familia Apidae, pertenecientes a la tribu Meliponini.
Inca el imperio más grande de América precolombina surgido en el altiplano de Perú entre 1400 y 1533. Fue el de mayor poderío en América y del mundo en aquella época, con una civilización muy avanzada que estuvo liderada por 13 incas, encargados de gobernar a un pueblo dividido en clases sociales. El quechua era su idioma oficial y su dios principal el sol. Tuvieron enemigos permanentes como los Chancas y los Huancas, con los cuales utilizaron formas violentas como los mitimaes o exilios forzosos. El orden social se fundamentaba en no robar, no mentir y no ser ocioso. El adulterio, la violación y la embriaguez eran castigados con severidad.
«El auge del socialismo por un lado y de los nacionalismos por el otro eran dos maneras de cuestionar los éxitos del sistema decimonónico liberal y de abogar por un cambio en las prioridades del capitalismo transnacional. El internacionalismo provocado por el orden mundial, el capitalismo y los intercambios de ideas ascienden en paralelo a un renovado nacionalismo con la llegada de esas mismas ideas que fomentan la rebelión de los pueblos colonizados y nuevas generaciones que comienzan a rechazar el modelo de Occidente y a proponer alternativas. Los latinoamericanos y sus equivalentes por todo el mundo sistematizan el antiimperialismo como herramienta de lucha contra los reinos coloniales que por fuerza militar o económica someten al mundo» , escribe Andrés Orgaz Martínez, citando varios autores sobre los hechos indoamericanos. Por eso la labor intelectual e investigativa de Haya de La Torre y distintos intelectuales, es un producto total de ese ambiente gestado en los Andes, conector de dos océanos y gestores de pensamiento autóctono.
Por tanto, América no puede desligarse de sus ancestros y su propia leyenda. La represión sangrienta de los pueblos nativos, arranca en el norte con la aparición en 1577 de Francis Drake, corsario inglés, explorador, comerciante de esclavos y vicealmirante de la Marina Real Inglesa quien ocupó California a nombre de su reina Isabel, continua en Centroamérica e invade el cono Sur del continente descubierto e invadido. Indoamérica, con justicia así se denomina en su turbulenta y rica historia.