Ana Lucía Forero, puede demorar horas o hasta días en la elaboración de una de sus obras.
Guillermo Romero Salamanca
Cinco elementos contienen las pinturas de Ana Lucía Forero: color, agua, talento, vida y pasión por el arte.
Verla plasmar sus ideas en un cuadro es todo un concierto infinito de expresiones que van desde su aguda mirada, sus recuerdos, su imaginación permanente y su creatividad.
Ana Lucía es sinónimo de trabajo, de talento y de inspiración.
–¿Qué fue lo primero que dibujó?
–Paisajes nevados, casas con nieve en los techos, caminos con nieve, es interesante, hasta ahora vuelvo a recordar esos primeros dibujos.
–¿Con qué soñabas cuando niña?
–Soñaba con crear mis propios colores y capturar la belleza del mundo que me rodeaba. Me fascinaba la naturaleza, especialmente el agua y la luz. Recuerdo preguntarle a mi padre por qué las montañas se veían azules si su color era verde. Esa curiosidad por entender y representar el mundo ha sido una constante en mi vida.
–¿De qué hablan sus cuadros?
–Mis cuadros hablan de la conexión entre el ser humano y la naturaleza. A través del color, el agua y la luz, busco capturar la esencia de los lugares que visito y transmitir emociones y sensaciones que nos recuerdan que somos parte de algo más grande.
–¿Quiénes pintan bien en Colombia? ¿A quiénes admira?
–En Colombia hay muchos artistas talentosos. Admiro a Débora Arango, Luis Caballero, Rafael Dussan Mejía, David Manzur, Obregón, Beatriz González, Fernando Molina, Alfonso Ariza, Ema Reyes, Hernando Toro Botero, Mauricio Mayorga Zamora, Otoniel Vélez Higuera, Heiler Torres, Entre otros.
–¿Cómo pinta el amor?
–El amor en mi obra se manifiesta a través del color y la fluidez. Para mí, el amor es un flujo constante, una energía que nos conecta con los demás y con el universo. En mis pinturas, el amor se expresa a través de la luz y el movimiento.
–¿De qué color es la naturaleza en sus pinturas?
–La naturaleza en mis pinturas es multicolor. Cada lugar tiene su propia paleta, desde los azules profundos de los lagos hasta los verdes vibrantes de las montañas. El agua, en particular, es un elemento que me inspira por su capacidad para reflejar y transformar los colores.
–¿Ha llorado pintando?
–Sí, he llorado pintando. El arte es un proceso emocionalmente intenso, y a veces las emociones que surgen durante la creación son tan fuertes que no puedo evitar llorar.
–¿Cómo es el mundo sin pintura?
–El mundo sin pintura sería un lugar mucho más gris y menos expresivo. La pintura nos permite explorar y comunicar emociones, ideas y visiones que no podríamos expresar de otra manera. Es una forma de conectar con los demás y con nosotros mismos.
–¿Qué piensa heredar al mundo?
–Quiero heredar al mundo una conciencia más profunda de nuestra conexión con la naturaleza y con los demás. A través de mi obra, busco recordarnos que somos agua, luz y color, y que nuestra existencia está intrínsecamente ligada a los ciclos de la naturaleza.
Ana Lucía es sinónimo de trabajo, de talento y de inspiración.