Opinión, TOP

POR ALGO LOS LÁPICES TIENEN BORRADOR

Por algo los lápices tienen borrador!!

 

Juan Celedón Gutiérrez 

Es la denominada JUSTICIA, fuente muchas veces de dolores y tristezas. Se registran equivocaciones ciertas en el proceder de los operadores judiciales, frente a los cuales no operan los correctivos misionales.

Hace unos días, en un recinto Universitario, escuché la disertación de David Turbay Turbay, sobre su calvario judicial. Lo expuso serenamente, con lealtad cronológica y registros procesales incuestionables. La solvencia de la disertación mereció la sonoridad de los aplausos de casi 200 seres humanos concurrentes. Demostró, una vez más, que sigue siendo uno de los mejores oradores de américa latina, serio, con argumentos y acreditaciones que no admiten debate.

Trajo en su respaldo precedentes constitucionales incuestionables, demostrativos de que algo no operó bien en la Justicia al tramitar su proceso penal. Muchas veces, se condena a seres humanos, por sospechas, carentes de pruebas. Se acaba con carreras, porque se asegura, sin estarlo, aquello que convoca medios de comunicación.

Se firman sentencias que acaban con vidas, y carecen ellas de estudio suficiente, de probanzas legales y lícitas, que soporten las exigidas certezas para proferir condena. Se juega con la credibilidad, y con el dolor ajeno. Hay Jurisdicción, pero poca Justicia. Esos casos son lunares, que exigen censura y corrección.

Las Salas, aún las de las Altas Cortes, juegan con la razón de ser de los Órdenes del Día. La preexistencia de estos, es una convocatoria al estudio. Hoy, el orden del día es lo que vaya llegando, el desorden del día,  y se fallan centenares de procesos, en breves horas de convalidación del trabajo de los auxiliares de la Justicia, sin debate, sin silogismos exigentes para el acierto. El ponente casi siempre, lleva la Sentencia para las firmas digitales de sus compañeros de Sala, que mecánicamente firman en ejercicio sumiso de Jurisdicción pero no de Justicia.

No hay siempre el debate de rigor, y se trata de temas de importancia que pueden encarnar perjuicios irremediables, de tracto sucesivo. No siempre se realizan los controles indispensables, los de Constitucionalidad y Convencionalidad. Y se dejan sin corrección vergonzosos registros de irresponsabilidad en el proceder judicial, que exigen reflexiones y cambios éticos y valientes.

Que hay mucho trabajo, que llegan centenares de tutelas, que los Magistrados son insuficientes, se escucha por doquier. Y se inventan las exigencias adjetivas, que no están señaladas en la Constitución, para denegar por improcedentes, las vulneraciones gravísimas que no debían aceptarse por consideración alguna. Un sesudo Auto de la Corte Constitucional, el 1733 de 2022, decidió que desaparecen los requisitos adjetivos cuando está comprometida la VERDAD SUSTANCIAL  y la eficacia real de los DERECHOS HUMANOS.

Pero los Jueces constitucionales no respetan los precedentes, fallan, no en Derecho, con certezas regladas, sino con base en sus suposiciones inadmisibles, fruto de la inventiva censurable, sin pruebas objetivas.

Hay crisis en la Justicia colombiana. Los DERECHOS HUMANOS, son enunciados que no se respetan. Y sin respaldos probatorios se procede a proferir condenas vergonzosas.

Frente a ello, algo habrá que hacer. La politización de la Justicia y la Judicialización de la Política, son el hazme reír internacional  de muchas de las providencias judiciales. Inexplicablemente no hay recursos sencillos respetados que permitan el verdadero reconocimiento de las verdades fácticas, lícitas y  legales.

El Debido Proceso, el Derecho a la Defensa, la razón del Fuero Constitucional, en muchas instancias judiciales, son masacrados por Fiscales y Jueces sin preparación reconocida, con honor a toda prueba, muchos de ellos en provisionalidad.

Nueve organismos internacionales de Derechos Humanos, han coadyuvado la lucha del Ex Contralor David Turbay Turbay, para desenmascarar el lawfare de su suplicio. No son entidades menores en el concierto universal. Allí está, por ejemplo Amnistía Internacional, con prestigio por su lucha defensora en el mundo del imperio de los Derechos Humanos. Y están convocando a todos los organismos de Derechos Humanos, para impedir los atropellos que registra el proceso condenatorio de David Turbay Turbay, plausible actuación que agradecen Colombia.

Una Sala integrada por un Magistrado Titular y cuatro Conjueces, deberá definir en las próximas horas, la Acción de Tutela del doctor Turbay Turbay. En la Universidad nos convenció a todos. Es un hombre inteligente, formado luchador, que en este evento tiene  toda la razón al exigir la viabilidad de la impugnación especial que ha pretendido hacer valer, contemplada en el artículo 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos y en el artículo 29 de la Carta.

No se ha querido entender que ella no es un recurso ORDINARIO sino Especial, que no es la tutela, ni la Apelación, ni la Casación ni la Revisión Penal. Ni siquiera el Congreso de la República tiene la justa visión temática que se impone al tratar de tan cara Ley, que no es normal sino orgánica.

Si los Derechos Humanos se vulneran, debe operar la impugnación especial, para que ello pueda corregirse y ser reparado en todos los casos en que ello se evidencia sin dudas. Ello no opera como privilegio de aforados, sino para todos los casos en que la Justicia acredita falsía censurable, sin restricciones temporales. Lo que está en juego es la VERDAD real de las condenas. Lo que se registra es Sentencias mentirosas que no pueden tener validez alguna.

Sacrificar vidas atropellando la Constitución y los Tratados Internacionales de Derechos Humanos, no es la misión de la Justicia. Si se acredita que hubo horrores en la tramitación procesal, habrá que corregirlos, reconociéndose sin más aplazamientos. Peor aún si se condena sin pruebas. Como lo aseveró el Colegial de Número Rosarista, David Turbay Turbay, en su exposición: Por algo los lápices traen borrador!!