Juan Romero Cortés
Pedro Infante siempre será una leyenda, por su carisma como actor de carácter y gran cantante del folclor mexicano. Imano talento frente a las multitudes que vieron su desempeño en las distintas películas en las que actuó como figura central, en una época en la cual el cine latinoamericano se iba convirtiendo en la única manera de distraer a esos públicos ávidos de entretenimiento. México tuvo el privilegio de estar como país reciclador de los encantos de un Hollywood también naciente, donde se fraguo primero el cine mudo con las estrellas cómicas de una época, sellada por la primera guerra mundial, la cual sirvió de espejo para algunas producciones y relatar las primeras intervenciones político sociales que el mundo conoce hasta la fecha.
La llegada de la segunda guerra mundial atrajo con el mismo magnetismo, casi las mismas cualidades que la primera y su contenido sirvió para llenar los titulares de periódicos y revistas, que inflaron en los enemigos de la paz, el ego fantasmagórico de los sucesos acaecidos por sus violaciones y magnicidios hacia el pueblo judío. Este principio oportunista fue el motivo central para iniciar una conquista nefasta de las demás naciones que tuvieron que luchar por liberarse del yugo nazi. Así nace el Séptimo Arte, en todo su esplendor, con la tecnología de la época en cámaras, luces, sonido, libretos y la profesionalización de los actores y libretistas.
México un país que había pasado por una guerra civil, que fue dibujada en la pantalla de plata, con historias verídicas de sus propios protagonistas históricos, como Villa y Madero, endureció el arraigo popular por mostrar con orgullo la libertad de pueblo mestizo, para que el mundo alabará sus pretensiones y fueran el ejemplo para otros pueblos subyugados.
La palabra frontera se convierte en un hito, desde allí, se importan las nuevas formas de vestir del campesino, que quiere surgir con los primeros libretos de las películas que dieron inicio a los valores del que lucha por rescatar su tierra, sus amores y sus costumbres. Las primeras figuras del cine como: Ignacio López Tarso, Pedro Armendáriz, Joaquín Pardave , Arturo de Córdova, Fernando Soto Mantequilla, Germán Valdés Tintan, María Félix, Los Hermanos Soler, Jorge Negrete, Mario Moreno Cantinflas y Pedro Infante entre muchos otros.
Ahí Viene Pedro Infante.
En aquella época, cuando la famosa pantalla de plata, se iniciaban en México, los primeros escarceos para implantar con todas las de la ley un negocio que fue tomando forma hasta convertirse en los «Estudios Churubusco», donde tomarían vuelo las diferentes figuras del cine mexicano. Por cuestiones del destino la vida de Pedro Infante, estaba lejos del celuloide y cerca de la música, ya que su padre lo fue formando por el gusto de saber interpretar algunos instrumentos. En estos años conoce su primera novia: Guadalupe López de 17 años y de esta relación nace una niña, con la cual él se compromete a responder por ella.
Sinaloa, es una ciudad bulliciosa, allí nace Pedro, de una familia humilde, que lo marcará para siempre tanto en su vida personal y profesional. Al paso de los años se ennovia con María Luisa León, una atractiva muchacha, que logra convencerlo para que viajen a la capital. Allí se establecen y comienza la lucha por conseguir trabajo como cantante en uno de los sitios más populares, donde logra descollar como crooner. Realiza algunas audiciones para la pantalla grande y logra algunos papeles sin trascendencia, así empieza a ser conocido y llega la gran oportunidad cuando se une al director Ismael Rodríguez, quien pule y crea en Pedro la fuente del verdadero actor.
Pedro Infante se ha convertido con el paso de los años en el verdadero artista, que se debe ante todo a un público que mezcló la admiración de sus personajes y en la vida real mantuvo un espíritu independiente de la mentira de creerse ídolo. Su sencillez fue la llave de ese éxito que ha traspasado fronteras, que ha creado una fuerza invisible con el paso de los años y que muchos le han convertido en mito. Ese Pedro, ha sido denominado: El Hijo del Pueblo, el que se mezclaba con niños, jóvenes y ancianos sin importar el lugar de encuentro.
Se le midió a representar un sinnúmero de personajes que convivieron en la memoria de todos los mortales, desde el campesino raso hasta los más fortalecidos con dinero y suerte. A todos les daba la medida, encajaba con credibilidad, y como resultado su popularidad prosperaba como la espuma. Su personalidad no afectaba los intereses de los guiones cinematográficos, por el contrario, su presencia mantenía con sencillez cada escena y le brindaba la espontaneidad en los diálogos y en las puestas de escena donde se requería que una canción enmarcará la historia. Aquí se establecen las películas musicales donde el alma del pueblo recibía, el regalo de un número de canciones bien interpretadas donde los arreglos musicales eran fundamentales para que la película llevará en su argumento la historia hecha canción. Actores como él hicieron que el cine mexicano tuviera, su época de oro. Se dio el paso para que se creara una industria que hasta nuestros días ha tenido vida, los famosos conciertos, donde el cantante expone con su voz y un buen acompañamiento las historias que el mismo compone o que los grandes maestros de la creatividad saben decir.
EPÍLOGO DESASTROSO
Dejó grabadas más de 200 canciones de los más destacados compositores latinoamericanos entre ellos dos colombianos, el maestro Álvaro Dalmar y Efraín González. Estuvo presentándose en Bogotá a finales de los años 50.
Su sueño era crear la ciudadela o colonia Pedro Infante, a donde llevaría a vivir a todos sus familiares para que tuviera su propia casa. A su vivienda la bautizó: Linda Vista, cuya casa tenia gimnasio, piscina y caballerizas. Allí se refugiaba a estudiar sus guiones y aprender las letras de sus canciones. Como dato curioso, había prometido dejar de lado el manejo de aviones que era su segunda pasión. Pero el destino le tenía preparada una sorpresa, ya había acumulado 2.989 horas de vuelo como piloto. Como antesala al desastre final había tenido dos accidentes aéreos, el primero en la ciudad de Guasabe, Sinaloa, donde adquirió una cicatriz en el mentón y la segunda que fue más grave en Zitácuaro, Michoacán.
El fatídico 15 de abril de 1957 a las 7 de la mañana era piloteado por el capitán Cruz(nombre bajo cuerda) de Pedro, perteneciente a la compañía Tamsa de donde nuestro personaje era socio. Este avión era un C-87 el cual se derivan del B-24 bombardero perteneciente a la segunda guerra mundial, el cual era obsoleto para el uso militar y con buenas posibilidades para el uso civil. El aparato toma altura, pero el peso del mismo, con sobrecarga, hace que Pedro lo haga virar dos veces y pierde altura y se estrella en una de las calles de Mérida, Yucatán donde además fallecen el capitán Víctor M. Vidal y el mecánico de vuelo Marciano Bautista. Caen sobre una vivienda donde se encontraban dos Los cuerpos tanto de los ocupantes de la nave como los dos jóvenes: Ruth Rosel Chán de 16 años lavando ropa e Isidro Baltazar Martín de 13 años.
Los cuerpos de las víctimas estaban totalmente calcinados, se pudo identificar a Pedro Infante porque se encontró su pulsera de oro que llevaba y la placa de titanio de su cabeza. El 17 de abril de 1.957 se llevó a cabo con una multitudinaria asistencia en ciudad de México para el sepelio de una de las grandes figuras de todos los tiempos que siempre recordamos como uno de los grandes artífices de la canción y la actuación en toda la América.
