Luz Adriana Camargo Garzón, Fiscal General de Colombia
Iván Velásquez Gómez, embajador de Colombia ante la Santa Sede
La reciente orden de captura emitida en Guatemala contra la Fiscal General de Colombia, Luz Adriana Camargo Garzón, y el embajador colombiano ante la Santa Sede, Iván Velásquez Gómez, ha generado un agudo contraste. Ambos funcionarios, ampliamente reconocidos por su férrea trayectoria en el combate a la corrupción tanto en Colombia como a nivel internacional, son ahora objeto de persecución por un sistema judicial guatemalteco permeado por la corrupción
Primicia Diario
La Sala Tercera de Apelaciones de Guatemala ha emitido órdenes de captura contra la actual Fiscal General de Colombia, Luz Adriana Camargo Garzón, y el exministro de Defensa de Colombia y exjefe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), Iván Velásquez Gómez. Estas decisiones se enmarcan en el caso Odebrecht en el país centroamericano, con cargos que incluyen asociación ilícita, obstrucción de justicia, tráfico de influencias y colusión.
Según el fiscal Rafael Curruchiche de la Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI) guatemalteca, se alega que una presunta estructura criminal, liderada por Velásquez, habría favorecido a empresarios de la constructora Odebrecht, causando pérdidas millonarias al Estado de Guatemala.
Perspectiva de los Acusados
Iván Velásquez Gómez, una figura central en la lucha contra la corrupción en Guatemala durante su liderazgo de la CICIG (2013-2019), ha reaccionado públicamente a estas órdenes. En su cuenta de X, Velásquez señaló: «Y ahora, la corrupta fiscal general guatemalteca y su fiscal Curruchiche —designados como corruptos y sancionados por EE. UU. y la Unión Europea— extienden su persecución contra Luz Adriana Camargo y contra mí». Asimismo, expresó su solidaridad con los exfuncionarios y ciudadanos guatemaltecos que han sido obligados al exilio por esta persecución judicial.
Velásquez recordó que hace diez años, el 16 de abril de 2015, se inició en Guatemala un periodo crucial en la lucha contra la impunidad, donde la CICIG y la FECI revelaron el alcance de la corrupción y la cooptación del Estado. Sin embargo, advirtió que la reacción de «sectores más retardatarios» dio paso a una «feroz persecución» liderada por una fiscal general y su fiscal, ambos designados como corruptos y sancionados por Estados Unidos y la Unión Europea. Esta persecución, según Velásquez, ha forzado al exilio a decenas de jueces, fiscales, periodistas y defensores de derechos humanos, quienes esperan regresar cuando Guatemala «retome el camino de la verdad y la justicia».
Estas órdenes de captura, que han llevado a la solicitud de una circular roja de Interpol, se dan en un contexto donde Velásquez se desempeña como Embajador de Colombia ante la Santa Sede, lo que añade una dimensión diplomática a la situación. La trayectoria de Camargo y Velásquez en la lucha contra la corrupción en Colombia y a nivel internacional subraya la complejidad y el alto perfil de este caso.
Esta situación evoca el adagio popular «pájaros tirándole a las escopetas», ya que quienes históricamente han desmantelado redes de corrupción se ven ahora amenazados por un sistema judicial que, según Iván Velásquez, ha sido sancionado por Estados Unidos y la Unión Europea por prácticas corruptas. Mientras tanto, la Corte Penal Internacional (CPI) sigue de cerca los acontecimientos en Guatemala, lo que sugiere una posible intervención ante las alegaciones de una justicia instrumentalizada.