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San Cristóbal de La Habana: UNA AÑEJA CIUDAD QUE ENCANTA Y SEDUCE

La Habana Vieja por la noche

 

Texto y fotos
Lázaro David Najarro Pujol
Primicia Diario 
Cuba 

San Cristóbal de La Habana no solo encanta, sino que seduce. Como bien parafraseó el historiador Eusebio Leal, sentir esta añeja ciudad es «ser capaz de observar los infinitos destellos de una arquitectura que, por su belleza, se revela original e incomparable». Recorrer sus calles, saborear su gastronomía, y vibrar con su auténtica música es emprender un fascinante viaje en el tiempo.

Sombra de la Ceiba

El Templete, símbolo fundacional, transporta al visitante al primer Cabildo y a la imaginaria primera misa. Su columna conmemorativa, casi borrada por el tiempo, atestigua en latín: «Detén el paso, caminante, adorna este sitio con un árbol, una ceiba frondosa, más bien diré signo memorable de la prudencia y antigua religión de la joven ciudad, pues ciertamente bajo su sombra fue inmolado solemnemente en esta ciudad el autor de la salud. Fue tenida por primera vez la reunión de los prudentes concejales hace ya más de dos siglos: era conservado por una tradición perpetua: sin embargo, cedió al tiempo. Verás una imagen hecha hoy en la piedra, es decir el último de noviembre en el año 1754.»

Este viaje a la historia habanera permite revivir el aparente sosiego del 6 de junio de 1762, cuando, desde el inmenso mar, la ciudad era acechada por la imponente armada británica, con más de 50 navíos y 14 mil hombres. Al contemplar el faro del Castillo de los Tres Reyes del Morro, una obra significativa del siglo XVIII, se visualiza su imponente estructura, que aún funciona con ópticas francesas originales y mecanismos de contrapeso, siendo solo el sistema de iluminación una innovación eléctrica moderna.

Patrimonio de la Humanidad

Adentrarse en el centro histórico de la capital cubana es descubrir la belleza y fascinación de la Habana Vieja, declarada monumento nacional en 1976 y Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1982. Aquí se alzan construcciones emblemáticas, fruto del esfuerzo de figuras como Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad.

La urbe luce con gallardía el majestuoso Castillo de los Tres Reyes del Morro, la reverenciada Catedral de La Habana y el icónico Castillo de la Real Fuerza con su Giraldilla, erigida entre 1630 y 1634. La Habana seduce con su esplendor de villa colonial de calles adoquinadas, a la vez mundana y cosmopolita.

Caminar por la Habana Vieja, colmada de historias, sonidos y colores, es vivir el pasado desde el presente a través de su encanto de dama elegante y versátil, nacida el 16 de noviembre de 1519. Su nombre, San Cristóbal de La Habana, fusiona el santo patrón con la denominación de sus primeros asentamientos. Existe la hipótesis de que el nombre «Habana» deriva del cacique taíno Habaguanex, quien controlaba la zona, aunque, como en toda especulación histórica, otras versiones coexisten.

El Castillo de la Gran Fuerza