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Chingaza: EL CORAZÓN HÍDRICO DE BOGOTÁ

El Páramo de Chingaza es un ecosistema de alta montaña ubicado en la Cordillera Oriental de los Andes colombianos, fundamentalmente en Cundinamarca. Es una reserva hídrica vital que abastece de agua potable a buena parte de Bogotá y municipios aledaños.

Primicia Diario

Escondido en la Cordillera Oriental de los Andes, a pocos kilómetros de la capital, el Parque Nacional Natural Chingaza se erige como uno de los tesoros más preciados de Colombia. Conocido como el «corazón hídrico» del país, este santuario de páramos y bosques andinos es la principal fuente de agua potable para más del 80 % de los habitantes de Bogotá, un hecho que lo sitúa en una posición estratégica de incalculable valor ambiental y social.

Con una extensión de 76.600 hectáreas que abarcan los departamentos de Cundinamarca y Meta, Chingaza es mucho más que un simple proveedor de agua. Es un ecosistema único que alberga una asombrosa biodiversidad, con más de 2.000 especies de plantas. Los emblemáticos frailejones, figuras icónicas del páramo, se alzan majestuosamente, capturando la niebla y el rocío para alimentar los cuerpos de agua que fluyen hacia el embalse de Chuza. Es aquí, en sus casi 40 lagos naturales, donde la magia de la conservación se hace tangible, protegiendo un recurso vital para millones de personas.

Santuario de fauna 

Chingaza es también un refugio para la vida silvestre. Entre sus senderos y bosques, habitan especies tan esquivas como el oso de anteojos, y tan majestuosas como el cóndor de los Andes. El avistamiento de venados de cola blanca es una experiencia relativamente común para los visitantes, quienes también pueden toparse con una gran variedad de aves (se han registrado más de 99 especies), reptiles y anfibios. Este delicado equilibrio entre flora y fauna subraya el papel del parque como un corredor biológico esencial para la región andina.

Una aventura responsable

Para los amantes del ecoturismo, Chingaza ofrece una experiencia inolvidable. Sin embargo, su fragilidad exige un compromiso con la conservación. El acceso al parque, desde la vía a La Calera, requiere el uso de vehículos 4×4, especialmente en temporada de lluvias. La visita no es espontánea: es indispensable realizar una reserva previa y estar acompañado por un guía o intérprete del patrimonio, garantizando así una exploración respetuosa y segura.

Los senderos habilitados, como los de las Lagunas de Siecha, Lagunas de Buitrago y Suasie, permiten a los visitantes sumergirse en la belleza del paisaje. Pero la travesía exige preparación: llevar ropa adecuada para el frío y la lluvia, agua y alimentos energéticos son precauciones fundamentales para una jornada exitosa.

Resiliencia ambiental

El valor de Chingaza trasciende lo natural. Para los Muiscas y Guayupes, fue un territorio sagrado, y su nombre mismo, «Serranía del Dios de la Noche», en lengua muisca, evoca una conexión ancestral y espiritual con la tierra. Hoy, el parque no solo preserva un legado histórico, sino que también es un modelo de gestión ambiental reconocido a nivel internacional por su capacidad de proteger la biodiversidad y garantizar servicios ecosistémicos cruciales. Es un claro ejemplo de que la conservación no es solo un ideal, sino una práctica vital para el bienestar humano y planetario.