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La Paz Global, Según el Jalifa Ahmadía: LLAMADO URGENTE A LA JUSTICIA Y EL DESINTERÉS

Jefe Mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadía, Su Santidad Hazrat Mirza Masrur Ahmad, el Quinto Jalifa,

Hoy se inicia en Londres el Yalsa Salana, su convención anual, de la Comunidad Musulmana Ahmadía, donde se erige como un pilar central para fomentar la conciencia espiritual, fortalecer los lazos de hermandad y propiciar la paz global.

 

 

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Internacional

En un contexto global de creciente polarización, el Jefe Mundial de la Comunidad Musulmana Ahmadía, Su Santidad Hazrat Mirza Masrur Ahmad, el Quinto Jalifa, pronunció un magistral discurso sobre los pilares de la paz mundial en el Simposio de la Paz de Calgary. Ante más de 800 asistentes.

El líder islámico abordó sin rodeos la urgente necesidad de armonía, cuestionando las prioridades de un mundo que, a pesar de reconocer la importancia de la paz, parece rehuir los pasos necesarios para alcanzarla.

Consciente de la percepción negativa que ciertos grupos extremistas han proyectado sobre el islam, Su Santidad enfatizó que el verdadero espíritu de su fe es diametralmente opuesto a la violencia. «Nadie debe suponer que los actos de los extremistas o los terroristas están de acuerdo con el Islam», afirmó, y procedió a desglosar las enseñanzas fundamentales del Corán y la vida del Profeta Muhammad, con el fin de disipar prejuicios y promover una comprensión informada.

 Justicia, Amabilidad y Perdón

El Jalifa ahondó en principios coránicos que, según explicó, son la base de una sociedad justa y pacífica. Citó el versículo que no solo exige a los musulmanes ser justos, sino que eleva el estándar al pedirles que traten a los demás «como se da a los parientes», un amor desinteresado y universal que abarca a musulmanes y no musulmanes por igual. Lamentablemente, reconoció que muchos gobiernos musulmanes han ignorado esta enseñanza, llevando a la frustración popular, la rebelión y guerras civiles motivadas por la codicia y el poder.

Otro pilar fundamental presentado fue el imperativo de la justicia inquebrantable, incluso contra uno mismo o sus seres queridos, tal como lo exige el Corán. Esta disposición a sacrificar el interés personal por la verdad es, según el Jalifa, el medio para establecer la paz en cada nivel de la sociedad. Asimismo, destacó el principio coránico que insta a terceros a intervenir para restaurar la paz entre grupos o naciones en conflicto, incluso usando la fuerza contra el agresor. «Personalmente, creo que este destacado principio del Corán no solo es de valor para los musulmanes, sino que si fuera cumplido por las Naciones Unidas y por las principales potencias mundiales, sería un medio para estabilizar el mundo y desarrollar una paz sostenible», aseveró.

Rol de las Potencias Mundiales

Sobre el concepto de la guerra y la Yihad, el líder ahadía clarificó que el Islam solo permite la guerra en legítima defensa, después de años de persecución incesante. El permiso inicial para luchar fue concedido no para proteger el islam o las mezquitas, sino para salvaguardar «monasterios e iglesias, sinagogas y mezquitas», es decir, para defender la libertad de conciencia y los lugares de culto de todas las religiones. Su Santidad citó el ejemplo del Profeta Muhammad, quien, tras su victorioso regreso a La Meca después de años de tortura, no buscó venganza sino que concedió amnistía y perdón a todos sus antiguos perseguidores.

El Jalifa no dudó en señalar la hipocresía de las grandes potencias, argumentando que las guerras actuales en el mundo musulmán están siendo alimentadas, abierta o encubiertamente, desde fuera de la región. «La gran mayoría de las armas que se utilizan en países como Siria e Irak se importan del extranjero, y por eso las naciones que están fabricando esas armas tan letales y comerciando con los estados musulmanes, también deben asumir su parte de responsabilidad por el desorden actual», sentenció. Criticó la venta de armas a naciones que las utilizan para infligir sufrimiento, como en el caso de Yemen, y advirtió cómo esto radicaliza a la juventud y siembra la semilla de futuros actos terroristas.

Llamado Urgente a la Humanidad

Con la sombra de una posible Tercera Guerra Mundial cerniéndose y el riesgo inminente de armas nucleares en manos equivocadas, Su Santidad lanzó un llamado desesperado a la humanidad. «El mundo necesita urgentemente la paz», enfatizó, recordando las devastadoras consecuencias de las guerras mundiales pasadas, que cobraron millones de vidas y dejaron un legado de sufrimiento.

El Jalifa ahadía urgió a las grandes potencias a dejar de culpar únicamente a los musulmanes por el desorden global y a hacer una introspección. Instó a los líderes a trascender la búsqueda de riqueza y poder, y a concentrar sus esfuerzos en asegurar la prosperidad y proteger a las futuras generaciones de las peligrosas secuelas de la guerra. «Nuestros principales objetivos deberían ser proteger a nuestras futuras generaciones de las peligrosas consecuencias de la guerra y del derramamiento de sangre», concluyó, implorando a gobiernos y responsables políticos a actuar con justicia absoluta y desinterés, para construir un futuro de paz y armonía.