«Lo más importante para cuidar y educar la mente en la sociedad digital es hacer que lo digital sea un potenciador de lo humano, no un reemplazo»

Cinco Claves para evitar la intoxicación mental. Este fenómeno se manifiesta en problemas como ansiedad, depresión, baja autoestima, trastornos del sueño, y la sensación de aislamiento. 

María Camila Zabala Merchán 

La información en internet y las redes sociales ha dado lugar a un fenómeno conocido como infoxicación, que se refiere al consumo excesivo de contenido que satura la mente y dificulta el discernimiento. Este problema es impulsado por la hiperconectividad, la omnipresencia de las redes sociales y la inmediatez de la información, transformando la forma en que procesamos la realidad.

Santiago Zea, docente de Sociología en Are Andina, sede Bogotá, señala que la infoxicación no solo genera confusión, sino que también provoca una sensación de desorientación. «Consumimos tanta información que ya no sabemos qué es útil y qué no», advierte. La constante presión por estar al día con todo, incluso con información irrelevante, conlleva consecuencias como el aumento de la ansiedad, la disminución de la concentración y la erosión de la capacidad de análisis profundo. El FOMO (miedo a perderse algo) nos impulsa a consumir información sin filtro, sin considerar su veracidad o valor.

Pensamiento crítico

Para contrarrestar la infoxicación, el pensamiento crítico se presenta como una herramienta esencial. No se trata de adoptar una única forma de razonar, sino de desarrollar la habilidad de reflexionar, cuestionar y seleccionar la información que realmente aporta valor. Zea enfatiza que este proceso requiere un entrenamiento mental consciente y una comprensión profunda del entorno digital. «Lo más importante para cuidar y educar la mente en la sociedad digital es hacer que lo digital sea un potenciador de lo humano, no un reemplazo», afirma.

El experto comparte cinco consejos prácticos para fortalecer el pensamiento crítico:

Cuestione cada contenido: No asuma que algo es verdadero solo por su viralidad o por provenir de una fuente conocida. La verificación es fundamental.

Identifique sus sesgos cognitivos: Reconozca su propensión natural a aceptar aquello que coincide con sus creencias preexistentes. Este autoanálisis es el primer paso hacia un pensamiento más objetivo.

Use la tecnología con propósito: Oriente el uso de sus dispositivos. Siga cuentas educativas, descargue aplicaciones que promuevan el bienestar y priorice información alineada con sus objetivos personales y profesionales.

Establezca pausas digitales: Designe momentos específicos del día para desconectarse de las pantallas. Las actividades físicas o las interacciones sociales pueden oxigenar su cerebro y restaurar su enfoque.

Fortalezca los vínculos reales: La interacción cara a cara con otras personas no solo enriquece el pensamiento, sino que también contribuye significativamente a la salud emocional.

Aunque las redes sociales son un foco principal de infoxicación, Zea subraya que es posible recuperar el control. «Si cambiamos lo que consumimos, las plataformas también cambiarán lo que nos ofrecen. El algoritmo se adapta», explica. Basta con seguir cuentas útiles, comentar contenido valioso y dejar de interactuar con lo que no aporta.

En un mundo donde la información es poder, la capacidad de elegir qué consumir y qué ignorar se convierte en una forma de inteligencia superior. Aprender a pensar críticamente en medio de la infoxicación es, en última instancia, un acto fundamental de autocuidado.