Donald Trump encabezó una cumbre con el mandatario ruso Vladímir Putin en Anchorage, Alaska
Agencias Internacionales
Anchorage/Washington D.C.
En una sorpresiva secuencia de encuentros diplomáticos, el presidente de Estados Unidos Donald Trump encabezó una cumbre con el mandatario ruso Vladímir Putin en Anchorage, Alaska, seguida por una reunión en Washington con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski y líderes europeos. La guerra en Ucrania fue el eje central de ambas conversaciones, que, si bien no arrojaron acuerdos concretos, evidenciaron un cambio significativo en la postura del mandatario estadounidense.
Cumbre Trump-Putin
La cumbre en Alaska tuvo como principal objetivo explorar una posible vía para poner fin al conflicto en Ucrania. Trump, quien ha afirmado en reiteradas ocasiones que podría lograr la paz en «24 horas», buscaba impulsar un acuerdo inmediato. Sin embargo, las demandas de Moscú complicaron cualquier posibilidad de resolución rápida.
Fuentes cercanas a las negociaciones señalaron que Putin exigió la cesión total de las regiones de Donetsk y Luhansk como condición para detener la ofensiva militar. A cambio, ofreció congelar las líneas del frente en las regiones sureñas de Jersón y Zaporiyia, donde las fuerzas rusas aún mantienen el control de zonas estratégicas.
Según reportes de medios como The New York Times, Trump mostró una actitud receptiva a esta propuesta, lo que generó inquietud tanto en Kiev como entre los aliados europeos. Aunque el encuentro fue calificado por Trump como «muy productivo» y por Putin como «franco», no se logró alcanzar ni un alto el fuego ni un acuerdo formal.
Zelenski rechaza cesión de territorio
Días después, Trump recibió en la Casa Blanca al presidente Zelenski y a una delegación de alto nivel de líderes europeos, incluidos el canciller alemán Friedrich Merz, el presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro británico Keir Starmer y la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen.
El objetivo del encuentro fue reforzar la posición ucraniana frente a las propuestas discutidas en Alaska y mostrar unidad occidental. El principal punto de fricción fue la posibilidad de un intercambio territorial como vía para la paz. Zelenski rechazó firmemente cualquier cesión de territorio, señalando que la Constitución de Ucrania prohíbe ese tipo de concesiones y advirtiendo que tales medidas solo incentivaría futuras agresiones por parte de Rusia.
Los líderes europeos respaldaron esta postura y enfatizaron la necesidad de establecer garantías de seguridad sólidas para Ucrania como parte de cualquier eventual acuerdo. Trump, por su parte, sugirió que Europa asuma el liderazgo en esas garantías, con una «coordinación» por parte de Estados Unidos.
Formato diplomático en el horizonte
Aunque la cumbre de Washington tampoco produjo resultados inmediatos, Trump expresó su intención de promover una cumbre trilateral entre él, Putin y Zelenski. No obstante, esta idea ya ha sido rechazada en el pasado por Moscú, y Kiev ha reiterado que cualquier diálogo debe respetar la integridad territorial de Ucrania.
La falta de avances concretos ha dejado en evidencia un cambio en la estrategia de Trump, quien ahora parece alinearse más con la propuesta rusa de negociar un acuerdo de paz a largo plazo en lugar de presionar por un alto el fuego inmediato. Este giro ha sido interpretado por algunos analistas como un intento de reposicionarse como figura central en la diplomacia internacional, mientras que otros advierten que su postura podría debilitar la posición de Ucrania en la mesa de negociación.
Zelenski, llegó a Washington acompañado de líderes europeos para evitar ser regañado por Trump,como lo hizo en el anterior encuentro.