Por: Nicolás Rojas Holguin
Coordinador
Opinión
El cine como un ente importante en la construcción de nación en Colombia ha sido por lo largo de la historia un dispositivo en el que se revela los aspectos negativos y positivos del país, la función de divulgación y de orientación progresivamente se fue consolidando como un agente de pedagogía y entretenimiento para todos los ciudadanos que se maravillaron con las imágenes en movimiento de sus propias ciudades en crecimiento. Teniendo en cuenta que los procesos de migración del campo a la ciudad fueron constantes y crecientes durante la historia del país, la función de entretenimiento que cumplían estas muestras cinematográficas se fue consolidando.
El fruto mágico del soporte cinematográfico adquirió mayor amplitud cuando, adicionalmente, las imágenes que se registraban reprodujeron las maravillas del mundo moderno. Con todo esto, la construcción de la ciudad como escenario por excelencia de todo evento social, cultural, político e industrial del país fue creciendo a medida que fue aumentando el número de pobladores.
Por otra parte, en el cine colombiano han existido temáticas fuera del conflicto que se han mantenido ocultas y que generaría gran riqueza cultural en nuestro país, pero para establecer un desvío en el rumbo de las historias, existen cambios significativos que deben ocurrir en la sociedad, es decir, la violencia de las producciones audiovisuales nacionales encontrará su final cuando el país sane sus heridas y se encuentre en un estado de paz; cuando ocurra esto, se podrá generar otro tipo de historias que aportaran a la identidad de los colombianos.
Para dar un ejemplo cercano de como el cine influye en la forma de ser del colombiano, la película “Rosario Tijeras” es una muestra de violencia que supuestamente su objetivo es mostrar una realidad del país, pero que al contrario, la pobreza narrativa y visual de la película que causa un efecto inculto en el público por su lenguaje, el ambiente, las formas de vivir, etc. La mayoría de los colombianos se sienten identificados con estas películas y muchas veces se pueden llegar a imitar actitudes, o también puede que las personas asocien hechos de su vida cotidiana a algunas escenas y se quieran imitar algunos sucesos.
Actualmente, existe un imaginario visual colectivo que está marcado por el consumo de películas extranjeras, que imposibilita la creación de temáticas que identifiquen una narrativa nacional ya que las preferencias se ven influenciadas por los géneros de acción preferencialmente.
Nuestro país debe enfrentar culturalmente y dentro de los procesos de masificación una gran contradicción que consiste en confrontar las características de los aspectos relativos del pueblo y lo popular, a las características de lo moderno como si fueran esencialmente características de las elites sociales del país. Esta condición se refleja en los contenidos de los medios de comunicación, en donde el pensamiento moderno calificado como “culto”, señala como inapropiada cualquier manifestación proveniente de los sectores populares.
Finalmente, el cine en Colombiano atreves de su historia ha desarrollado en la sociedad permanentes reflexiones y ha creado una identidad del ciudadano colombiano dentro y fuera del país estigmatizada básicamente por la violencia de unos pocos.
creo q le falta mucho sigamen en Facebook
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