Santa Marta
Primicia Diario
En las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, donde los picos se besan con las nubes y la tradición arhuaca resuena en cada rincón, una historia de perseverancia y superación ha emergido. Siney Torres Villafañe, una joven arhuaca, ha cruzado las fronteras de su comunidad para inscribir su nombre en los anales de la historia familiar. Es la primera de sus diez hermanos en matricularse en la Universidad del Magdalena, un logro que simboliza el poder transformador de la educación gratuita.
El camino de Siney no ha sido una senda fácil. Su familia tuvo que descender de las alturas de la Sierra Nevada en busca de un futuro más prometedor, adentrándose en un mundo desconocido. No obstante, Siney se mantuvo firme en su propósito: formarse para poder defender los derechos y la rica herencia cultural de su pueblo.
Hoy, cursa el tercer semestre de Enfermería, una carrera que la sitúa en una posición única para tender un puente entre la medicina occidental y las prácticas ancestrales de su comunidad. Su historia es un recordatorio de que la verdadera transformación de una nación se produce cuando la educación se convierte en un derecho accesible para todos, sin importar su origen.
Educación gratuita
La política de gratuidad en la educación superior pública ha sido una herramienta fundamental en esta revolución silenciosa. En Colombia, ha beneficiado a más de 900,000 estudiantes, derribando las barreras económicas y sociales que antes impedían a jóvenes talentosos acceder a las universidades. Para estudiantes indígenas como Siney, esta iniciativa es crucial, ya que les permite enfocarse en sus estudios sin la carga de la presión financiera, un factor que ha sido determinante en su éxito.
El caso de Siney Torres Villafañe, junto con el de otros pioneros como Seyawawin Racigo, el primer psicólogo arhuaco, y Marily Hernández Villafañe, subraya el compromiso de la Universidad del Magdalena con la inclusión y la diversidad. La institución ha forjado alianzas estratégicas con comunidades ancestrales para garantizar que la formación académica de estos jóvenes no solo sea de alta calidad, sino que también honre y se nutra de su sabiduría ancestral.

