Internacional
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Una ola de apoyo internacional sin precedentes está reconfigurando el mapa geopolítico de Oriente Medio. Países tradicionalmente aliados de Israel, principalmente de Europa y el mundo angloparlante, han comenzado a reconocer oficialmente el Estado de Palestina, un movimiento que, aunque simbólico, representa un cambio significativo en la dinámica diplomática global.
Lista en crecimiento
Si bien más de 140 naciones ya reconocían a Palestina, la adhesión de países occidentales ha cobrado un impulso renovado. En los últimos meses, la lista ha crecido con nombres como Reino Unido, Canadá, Australia, España, Irlanda y Noruega. Otros, como Francia, han manifestado su intención de seguir el mismo camino, lo que sugiere una tendencia diplomática irreversible.
Este movimiento, según los líderes de estos países, es una medida crucial para preservar la solución de dos Estados, considerada la única vía para una paz duradera. El primer ministro británico ha declarado que el reconocimiento busca «reavivar la esperanza de paz», mientras que desde Canadá y Australia se ha justificado como un esfuerzo para proteger la viabilidad de la solución.
Reacciones
La decisión ha provocado respuestas diametralmente opuestas. El gobierno israelí de Benjamin Netanyahu ha condenado los reconocimientos, calificándolos de «recompensa al terrorismo». En una muestra de su descontento, ha llamado a consultas a sus embajadores y ha convocado a los diplomáticos de los países involucrados para protestar formalmente, argumentando que la medida unilateral socava las negociaciones de paz.
Por su parte, la Autoridad Nacional Palestina ha celebrado cada nuevo reconocimiento, viéndolo como un acto de justicia y un paso hacia la plena soberanía. El Secretario General de la ONU, António Guterres, también ha aplaudido la decisión, señalando que es positivo que el máximo número de Estados reconozcan a Palestina para avanzar hacia una solución política.
Analistas internacionales concuerdan en que, más allá del simbolismo, este movimiento ejerce una presión política considerable y legitima aún más la causa palestina en el escenario global.
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