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Científicos Descartan el Despertar Inminente del «Gigante Dormido»: LA QUIETA REALIDAD DE YELLOWSTONE

El supervolcán de Yellowstone

 

 

 

Internacional

WYOMING, EE. UU

El supervolcán de Yellowstone, una de las estructuras geológicas más imponentes y temidas del planeta, sigue siendo objeto de un escrutinio científico constante. Ubicado bajo el Parque Nacional que le da nombre, este coloso formó una inmensa caldera (de aproximadamente km) tras su última erupción masiva hace cerca de años. A pesar de los recurrentes rumores, los datos recopilados por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) traen un mensaje de calma.

Evento Catastrófico

La evaluación científica predominante es categórica: el riesgo de una erupción volcánica catastrófica a corto plazo es «extremadamente bajo».

La probabilidad de que Yellowstone experimente una «súper erupción» en un año determinado se estima en tan solo «1 en 730.000».

El argumento geológico más sólido se centra en el estado de la cámara magmática. Los científicos señalan que una erupción solo sería viable si el magma estuviera fundido en un o más. Actualmente, las cámaras contienen apenas entre un «5% y 15% de material fundido», siendo la vasta mayoría del reservorio una masa sólida. Este estado, subrayan, «reduce drásticamente las posibilidades de una explosión inminente».

A pesar de que la historia del volcán sugiere ciclos eruptivos de unos años en promedio, los expertos enfatizan que la geología no obedece a un reloj. El hecho de que hayan pasado años no significa que el evento esté «retrasado».

El panorama más probable, en caso de que se produjera cualquier actividad volcánica, sería una «erupción menor» (de lava o hidrotermal) limitada a áreas cercanas del parque.

 El Pulso de la Tierra

Yellowstone está catalogado como uno de los sistemas volcánicos «mejor vigilados del mundo». Su nivel de alerta se mantiene firme en «Verde (Normal)», el más bajo de la escala.

El Observatorio del Volcán Yellowstone (YVO) emplea una sofisticada red de equipos:

Las estaciones sísmicas detectan anualmente cientos de «microterremotos», considerados normales en el sistema y no precursores de un despertar.

Sensores GPS y de inclinación miden continuamente la «deformación del suelo» (ascenso y descenso de la caldera), un fenómeno natural conocido como «respiración» que ha registrado periodos de levantamiento seguidos de descenso.

Un reciente hallazgo clave es la identificación de una capa de fluidos y burbujas que actúa como una «válvula natural de presión» a gran profundidad. Esta estructura permite el escape eficiente de gases, «reduciendo la acumulación de presión interna y, por ende, el riesgo de una erupción catastrófica».

 Consecuencias Globales

Aunque la ciencia da un parte de tranquilidad, los expertos recuerdan el potencial destructivo de una erupción de magnitud 8, que desencadenaría:

Destrucción y paralización de la infraestructura en Wyoming, Montana e Idaho por «flujos piroclásticos y ceniza».

A escala global, la inyección de gases y ceniza a la estratosfera bloquearía la luz solar, provocando un descenso drástico de las temperaturas y un «invierno volcánico» que pondría en jaque la agricultura y la seguridad alimentaria mundial.

A pesar de estas proyecciones apocalípticas, los datos de monitoreo confirman que el supervolcán «no muestra signos de inestabilidad inminente», consolidando la postura de que el «gigante dormido» está, por ahora, lejos de despertar.

Así es la cámara magmática de Yellowstone