Ante las víctimas y familiares que compartieron sus testimonios, el Jefe de Estado fue más allá y exigió a la sociedad colombiana aceptar la existencia de un genocidio sistemático.
Rafael Camargo Vásquez
Bogotá, Colombia
En un acto de profundo significado político y judicial, el presidente Gustavo Petro ofreció disculpas públicas en nombre del Estado colombiano al Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (CAJAR), en cumplimiento de una histórica sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH).
Desde la Plaza de Armas de la Casa de Nariño, el mandatario pronunció palabras contundentes, diferenciando el Estado democrático que rige del que perpetró los crímenes:
«A nombre del Estado democrático, a nombre de la Constitución de 1991 que nos rige y no de la gobernanza paramilitar que rigió, a nombre del Presidente de la República como Jefe de Estado, les ofrezco disculpas por los crímenes cometidos por el Estado contra ustedes».
El evento se realizó para acatar el fallo de la Corte IDH, que determinó la responsabilidad internacional de Colombia por la persecución estatal contra los defensores de derechos humanos de CAJAR, que incluyó graves acciones como inteligencia ilegal, estigmatización y amenazas.
«Ellos no están pidiendo disculpas»
El presidente Petro, quien también fue víctima de la persecución estatal, fue enfático al referirse a los autores intelectuales de los crímenes, distanciándose de ellos y cuestionando la hipocresía en el proceso de reparación:
«Ellos son los que matan y ellos son los que desataron un genocidio. Ellos no están aquí en esta reunión, ellos no están pidiendo disculpas».
Con un tono de frustración y sinceridad, Petro reconoció la paradoja de tener que pedir perdón por actos de los que él mismo fue víctima:
«Me ponen a mí a que haga el trabajo, me corresponde pedir disculpas a ustedes, pero yo fui víctima también; yo no estuve entre ellos, ellos están riendo en sus oficinas. Los culpables del genocidio en Colombia no están pidiendo disculpas, y yo no puedo decirles esa mentira, a nombre mío o del Estado».
Advirtió que la reparación no es una simple formalidad verbal, señalando que: «La sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos no se cumple con mi sonido de voz. Si digo que les ofrezco disculpas, siendo el presidente de la República de Colombia, eso es mentira, y a mí no me gusta decir mentiras».
El Llamado a Reconocer el Genocidio
Ante las víctimas y familiares que compartieron sus testimonios, el Jefe de Estado fue más allá y exigió a la sociedad colombiana aceptar la existencia de un genocidio sistemático. Culpó a presidentes anteriores de la tragedia por «no tuvieron cuidado con los derechos humanos de sus ciudadanos y sus ciudadanas: no les importaba nada. Por eso se desencadenó el genocidio en Colombia».
El mandatario lamentó que la sociedad aún no sea «capaz de aceptar que durante la historia reciente de la sociedad colombiana ha existido un genocidio, con autores y culpables. No se juzgaron. Se volvieron una y otra vez presidentes de la República».
Finalizó su intervención con una dura crítica al poder que persiste en la impunidad:
«Ese Estado genocida no ha ofrecido aún disculpas, no quiere la verdad, la está intentando ocultar».
En un mensaje directo a sus subalternos, reiteró su instrucción a la Fuerza Pública: «No puede haber en nuestro accionar ninguna violación de derechos humanos».
El evento se realizó para acatar el fallo de la Corte IDH, que determinó la responsabilidad internacional de Colombia por la persecución estatal contra los defensores de derechos humanos de CAJAR, que incluyó graves acciones como inteligencia ilegal, estigmatización y amenazas.