Curiosidades
Primicia Diario
La increíble historia de Frane Selak, un croata apodado el «hombre más afortunado del mundo», ha resurgido en la esfera viral, consolidándolo como una leyenda viva de la supervivencia y la fortuna. Selak es conocido por haber esquivado la muerte en siete ocasiones distintas antes de coronar su insólita racha con un premio millonario de lotería.
Milagros y Desastres
La cadena de sucesos que forjó la leyenda de Selak comenzó en 1962 y se extendió durante más de tres décadas, transformando lo que pudo haber sido una vida trágica en un testimonio de resiliencia:
Escape del Tren (1962): Su primer encuentro con la muerte ocurrió cuando el tren en el que viajaba se descarriló y cayó a un río helado. Selak logró salir con solo algunos cortes y contusiones, mientras 17 pasajeros perecieron.
Milagro Aéreo (1963): Al año siguiente, en su primer y único vuelo, fue succionado por la puerta defectuosa de un avión. Milagrosamente, aterrizó sobre un pajar blando y sobrevivió, mientras el avión se estrellaba, matando a 19 personas.
Hundimiento del Autobús (1966): Sobrevivió a un accidente de autobús que cayó a un río. Selak nadó hasta la orilla con heridas leves, dejando atrás a cuatro víctimas fatales.
Coches Incendiados (1970 y 1973): En dos incidentes separados, sus automóviles explotaron. En 1970, logró salir de su coche justo antes de que este se incendiara. Tres años después, un motor defectuoso provocó que su vehículo se prendiera en llamas, perdiendo casi todo su cabello, pero escapando con vida.
Atropello (1995): Fue atropellado por un autobús en Zagreb, pero una vez más, logró salir ileso del incidente.
Despeñamiento (1996): Su escape más dramático ocurrió cuando conducía por una carretera de montaña y tuvo que saltar de su vehículo para evitar una colisión frontal con un camión. Logró agarrarse a un árbol justo al borde del precipicio, viendo cómo su coche caía 90 metros y explotaba en el fondo del cañón.
Fortuna
Después de estos siete increíbles escapes, la suerte de Selak se manifestó de una forma diferente y definitiva. En 2003, a la edad de 73 años, Selak ganó la lotería nacional croata, embolsándose un premio de un millón de dólares.
Tras la victoria, Selak usó parte del dinero para comprar una casa y llevar una vida más tranquila. En un acto final que refleja su enfoque a la vida, decidió regalar la mayor parte de su fortuna restante a familiares y amigos, optando por vivir una existencia modesta, argumentando que «el dinero no puede comprar la felicidad». Su historia permanece como un insólito caso donde el caos de la desgracia se invirtió en una fortuna inesperada.
