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OPINIÓN: AZUQUITA PAL CAFÉ. FRED EMIRO NÚÑEZ CRUZ

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Fred Emiro Núñez Cruz

Columnista

www.primiciadiario.com

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La justa reclamación de los cultivadores de café, campesinos o empresarios, más que incomodar las políticas estatales sobre precios y mercado viene siendo el escenario propicio para vándalos e inconformes de otras latitudes que no dejan pasar la oportunidad manifestando sus desaforos paralizando de paso a gran parte del país, con sus desbandadas delincuenciales.

Regiones productoras como el eje cafetero, parte del Tolima, buena porción del Huila, un porcentaje del Caquetá y un poco el Cauca, permitieron hasta ahora, sobre todo en los últimos cuatro señalados territorios la permeabilización de la guerrilla que menos que agazapada se mezcla sin recato, para nadie es un secreto, entre los labradores y curtidos trabajadores campesinos nuestros. El sur colombiano acusa escases de alimentos, restricción de agua, energía, seguridad con un sometimiento a toque de queda durante siete días consecutivos, obvio en el epicentro, Garzón centro opita, se paralizó el comercio, las clases oficiales y privadas, se huye al accionar de las FARC, se someten sus pobladores a los excesos del ESMAD y pese a la visita del señor general Palomino siguen pagando los platos rotos quienes menos tienen que ver con el tema, los mismos que pasan sorbos amargos de un producto en decadencia.

Los subsidios del estado frente al grueso sueldo del presidente de la federación nacional de cafeteros no dejan de ser un simple distractor con sabor a limosna, la incapacidad de los colaboradores del presidente Santos para llegar a una solución pronta siguen minando la inmerecida caída de popularidad del mandatario, como la estúpida y desacertada frase de la ministra de transporte, Cecilia Álvarez Correa, al gremio que aprovechó el desorden y anunció su propio cese, dijo la dama: “que se vayan al paro, quien pierde? Ellos,  yo les puse cita a las seis y no llegaron, yo soy seria y me fui” con su actitud no hace sino indisponer a los ciudadanos ante su jefe, el presidente. Con esos cercanos, el doctor Juan Manuel terminará pulverizado en su imagen.

Requerimos los colombianos declaraciones más dulces y conciliadoras, como azuquita pal café, con  amargura y despropósitos solo se logra respuestas agresivas, se siembra el caos, se apura el desorden y la anarquía terminará imponiéndose. Que nuestros campesinos regresen con garantías a sus parcelas, que vuelva el arado para que en el tiempo de la siega se recojan granos de prosperidad y paz. Tomémonos un tinto, seamos más colombianos. No olvidemos que la suavidad y calidad de Pitalito se saborea en muchas partes del mundo, la calidad del café laboyano se pasea como turista pensionado por el orbe. No menos conocidos son los productos finales del Quindío, Risaralda, Caldas y tantas otras regiones cuyos habitantes humildes solo muestran con orgullo la callosidad de sus manos y con tristeza el vacío de sus bolsillos.

Como quiera que sea, no permitamos que agonice un producto que es a nuestra patria como el petróleo para Venezuela; los prodigios de la naturaleza no pueden morir en escritorios de ineptos representantes gubernamentales.

Fredemiro57@hotmail.com