Columnistas

Gerney Ríos: :UNA VIDA LLENA DE OBSTÁCULOS

 

Horacio Gómez Aristizábal

Presidente Academia Hispanoamericana de Ciencias y Letras

 

 

Cuando escribí sobre geopolítica, al ocuparme de los 700 mil kilómetros cuadrados perdidos por Colombia, obra con varias ediciones agotadas, -el subtitulo reza: Colombia cedió la mitad más grande de su suelo-, consulté algunas obras del escritor y sustantivo ensayista Gerney Ríos González y me sorprendió la fuerza de sus trabajos, la profundidad de sus teorías y la pasión con que defiende todo lo que tenga que ver con la patria.

Hoy conozco más a fondo la recia personalidad del internacionalista Gerney Ríos González.

A pesar de pertenecer a una respetable familia manizaleña, se lanzó desde niño a la ardiente arena de la lucha. Ni siquiera la naturaleza hostil ha podido aplastarlo cuando el agresivo volcán Nevado del Ruiz en Armero exterminó implacable a toda su familia, salvándose únicamente Gerney Ríos González, reflexionó con hondo sentido cristiano; Dios es igualmente grande cuando nos da la vida o cuando nos la arrebata. Y como gritan los soldados alemanes en lo más hondo del dolor: Adelante, por encima de las tumbas. Tres seres se crecen con el castigo; el gallo fino de riña, el toro de lidia y el ser humano de casta.

A estas alturas, Gerney Ríos González se ha convertido en Colombia en un Símbolo del Altruismo. Su extraordinaria capacidad de trabajo y su basta cultura son absorbidas por sus instituciones culturales, dedicadas a educar gratuitamente a los colombianos. Lo que no hace el Estado, Gerney lo realiza con idoneidad y alegría asombrosa y contagiosa.

Pero quiero destacar al combatiente, al polémico escritor, al catedrático, al humanista que hace pensar fecundamente con sus libros esenciales.

La pluma de Gerney Ríos tiene la potencia de un gladiador, es pertinaz como un ariete. Gerney es frentero. Al adversario lo descuartiza académicamente, con una dialéctica especial. Vive en su ley, dando y recibiendo mandobles. Se mete en su orgullo. Algunos de sus juicios son muy personales. Muy subjetivos, muy suyos. Todo ser humano lleva por dentro una maquina de preferir y rechazar. A pesar de toda su generosidad con los que aprecia y con los que admira, no conoce el miedo para atacar lo torcido. No pocos ensayos de Gerney impresionan por el ímpetu, por la originalidad, por la documentación y por el amor cálido a Colombia. En lo humano, este intelectual es vertical, terco, inmóvil sobre sí mismo. Mantiene obstinadamente sus opiniones, pase lo que pase. Le gusta escuchar y contextualizar.

Noventa mil compatriotas se han educado gratuitamente, gracias al altruismo de Gerney Ríos González. Esto indica que estamos hablando no de un hombre, sino de una poderosa institución al servicio de la comunidad. Un fin de semana prende su carro y con un destino específico convoca a más de dos mil personas en los municipios  de Espinal, Guamo, Saldaña, Ibagué, Lérida, Mariquita, Flandes, Girardot, Ricaurte, Melgar, Carmen de Apicalá o toma un avión rumbo a Puerto Inírida y Leticia, con recursos propios.

La pulcritud personal y la limpieza de la vida pública de este ciudadano de raza panche – pijao, es realmente paradigmática. Jamás se ha desviado de su filantropía, espontaneidad y altruismo.  Por lo dicho Gerney ha creado todo un mito y toda una leyenda en torno a su vida, su desinterés y su increíble romanticismo. ¿Quieres ser rico?. Comparte tus bienes con tus semejantes. Montalvo repetía: Señor, Señor, dadme, pero no me deis demasiado, no sea que la abundancia me corrompa y me haga renegar de vos. Gerney Ríos González es de los pocos cristianos que puede exclamar: «No tengo más de lo que he dado».

Sus frases celebres hacen carrera: «Cuando las cosas están por hacer, comenzar es lo primero». Y, «Dar todo a cambio de nada».