Jorge Giraldo
Santa Marta
Especial para Primicia
Las pérdidas de vidas causadas por seres irresponsables que manejan con tragos deben ser penalizadas algún día en Colombia sin ninguna contemplación.
Los congresistas alegan que si lo anterior se decide en la presente época las cárceles del país se verían más afectadas por el hacinamiento; entonces, muchas personas clamamos en voz alta que todo parece indicar que algunos miembros del Senado y de la Cámara prefieren que aumenten las víctimas y en consecuencia causen más hacinamientos, pero en los cementerios u hospitales.
Las exactas cifras de accidentalidad generada por quienes conducen en estado de embriaguez son contundentes, 447 personas perdieron la vida el año anterior en circunstancias relacionados con esta causa, mientras los heridos ascendieron a 2.423. Son estas cifras las que realmente obligan a que se extremen medidas y esto debe ocurrir muy pronto…
El último caso de que se tenga noticia fue el de Juan Carlos Varela Bellini, el conductor borracho que causó la muerte de tres motociclistas atropellados en la vía a «La Calera», muy cerca de Bogotá.
Estos fatales hechos, demostrados con las citadas cifras, nos dejan a todos los ciudadanos la más elemental lección de respeto y maneras de llevar nuestra vital existencia y esto es, en síntesis, nunca mezclar licor y gasolina pues el que incurra en este fatal error seguro que no tiene el debido respeto para las demás personas o individuos y mucho menos por él mismo y la ley, por lo tanto, debe penalizarlo algún día sin ninguna contemplación.
Si en cada tiempo que pasa más personas mueren en Colombia en accidentes ocasionados por conductores en estado de embriaguez, es de por sí una delicada situación; además, todos debemos tener en cuenta que según organismos internacionales de salud las defunciones por accidentes relacionados con el alcohol (choques, atropellamientos y suicidios) ocupan los primeros lugares entre las causas de muerte en muchos países del mundo.
Ante la gravedad de estos hechos bien se puede concluir en forma drástica que el conducir bajo los efectos del alcohol debería ser considerado hasta intento de homicidio. Ya no más, nunca más muertes por mezcla de alcohol y gasolina.
Es un mensaje para Merlano, claro y concreto