Jaime Hernando Garzón Forero
Enrique Gutiérrez y Simón
Corresponsal en España
Especial para Primicia.
Si miramos el diccionario, ser periodista es simplemente trabajar en un periódico, editarlo, dirigirlo o escribir en él, pero si pensamos un poco, hay algo más, o mejor: DEBÍA HABER ALGO MÁS.
Lo primero que debiera pensar un periodista es, que con su trabajo contribuye a “formar opinión”, por eso se le ha llamado el cuarto poder, y esta facultad de formar opinión, se puede, como todas las cosas de la vida, emplear para bien o para mal, pero en todo caso es una responsabilidad muy seria.
Empecemos por decir que, en Colombia y muchos otros países hay una larga tradición de excelentes periodistas, que son reconocidos internacionalmente, y que hay otra larga lista que ha dado su vida simplemente por hacer su trabajo. Muchos de ellos son premiados, copiados e imitados por muchos otros, no tan brillantes, pero… en Colombia, en España y en cualquier rincón del planeta hay miles de individuos que, habiendo conseguido el “estatus” de periodista por cualquier circunstancia, usan esta posición con fines espurios.
Una gran parte, trabaja en esto como podría haberlo hecho de albañil, de dentista, o de ingeniero: Por dinero. Y, lógicamente, cada uno es muy libre de ganarse la vida como pueda, pero esta profesión sin vocación es, como se ha dicho muchas veces, peor que ser prostituta. Hay “periodistas” que aprovechan cualquier oportunidad de comer o beber por cuenta del entrevistado, como los hay que reciben “sobres”. O llenan su artículo de ditirambos hacia el personaje, esperando quien sabe qué inconfesables compensaciones.
Luego los hay, que trabajan en esto por el poder que conlleva y la sensación de superioridad que se siente al verse invitado a actos, saludado, halagado y felicitado, aunque todas estas manifestaciones sean más falsas que una moneda de plomo.
Pero en fin, dando por sentado que la mayoría de los periodistas son personas honradas, trabajadoras y bien intencionadas, empezaremos por distinguir, entre el autor de artículos de opinión firmados y el reportero de sucesos. El primero es dueño y absoluto responsable de lo que dice y el segundo, debe intentar contestar las típicas preguntas de: ¿Qué, quién, cuándo, dónde, cómo y por qué?, pero huyendo de poner en su escrito adjetivos.
La técnica ha magnificado en forma increíble la facultad de difusión de lo que se hace en los medios de comunicación: Se pueden leer los periódicos de cualquier país en Internet, puede verse la televisión de miles de emisoras de todo el mundo y oír la radio de cualquier rincón del planeta, por lo que, la responsabilidad de lo que se diga hoy en un medio, se ha ampliado en proporción geométrica.
Esto nos lleva a hacer una serie de reflexiones, que sería interesante analizar como tema de discusión para romper con una serie de mitos y palabras mágicas que se usan todos los días, sin que les prestemos atención. Por lo que son, si cabe, más peligrosa:
1º.- EN TODOS LOS PAÍSES DEL MUNDO HAY CENSURA. En España, en la época de Franco había una censura PREVIA. Cualquier cosa que se quisiera publicar por cualquier medio, había de pasar por las manos de un CENSOR oficial, que tachaba, quitaba o añadía cosas. Ya la historia del periodismo español está llena de anécdotas hilarantes sobre esa época y la habilidad de los escritores para hacerle fintas de esgrima a la censura.
Como yo no aguantaba esto, me fui a Colombia a trabajar en un periódico liberal, en democracia, pero… un día fui a poner una carta a Avianca y encontré una cola de usuarios en una sola ventanilla y seis ventanillas cerradas, hice una foto que hablaba por sí sola de la poca atención que Avianca ponía a sus clientes y el director me la rechazó diciendo: Si publicamos esto, Avianca nos retira la publicidad…
Es famosa, para todos los que hemos tenido algo que ver con el cine, la férrea censura que existe aún hoy en el cine norteamericano, la mayor y más antigua democracia del mundo. Hay películas europeas que no se puede ni soñar con proyectar en U.S.A. y películas americanas que se hacen en dos versiones, la americana, mas modosita y la europea donde los escotes y otras partes de las actrices son más generosamente mostradas, y luego, hay películas que una vez hechas, se modifican de acuerdo con el parecer del público. Resumiendo: En las dictaduras hay censura previa. En las democracias o similares, hay autocensura y en algunos casos, censura posterior, pero en resumidas cuentas, eso de la libertad de expresión y demás zarandajas, es un cuento chino.
Hay todavía muchos periódicos que modifican los artículos de sus colaboradores para que sean “políticamente correctos” y en otros casos “cuelgan”, archivan, artículos que “no son convenientes en este momento”. Muy pocos periódicos tienen claro que la política del periódico, es su editorial y que sus colaboradores son responsables de sus escritos, sin que dicho periódico comparta necesariamente esas opiniones, pero lo que viene firmado, es sagrado. En Madrid, sigue esa política el periódico “ABC”, donde se publican colaboraciones libres y algunas opuestas a la línea editorial, pero muchos otros periódicos lo consideran casi un sacrilegio.
Guillermo Cano
2º.- NINGÚN PERIODISTA PUEDE SER OBJETIVO. Todos los seres humanos, lo queramos o no, cuando transmitimos un concepto, idea, escrito o imagen, está indefectiblemente “teñida” de nuestra personalidad, de nuestra cultura o falta de ella, de nuestros prejuicios y forma de pensar y por fin, de nuestra buena o mala intención. Cuando yo hago una fotografía o filmo una secuencia, “encuadro” la imagen, es decir la “encajono”, la selecciono y por tanto, la muestro como yo pienso que debe ser, pero si muevo la cámara aunque sea un poco en cualquier sentido, arriba o abajo, a la derecha o la izquierda, la imagen será absolutamente otra, luego, esa imagen será “mi forma” de ver la realidad y, obviamente, otra persona la verá de forma diferente. Cuando yo escribo, selecciono, del ingente acerbo de palabras que tiene mi idioma, las que yo creo adecuadas o las que conozco, pues hay una inmensa cantidad que no forman parte de mi léxico y obviamente, otra persona, expresará esa idea con otras palabras o en otro orden y por tanto, su escrito será sustancialmente diferente.
3º.- SER VERAZ, NO SIEMPRE SIGNIFICA DECIR LA VERDAD. Se pueden decir palabras ciertas y transmitir una idea falsa, como cuando se cita textualmente algo que dijo otro, pero fuera de contexto, dándole un significado totalmente opuesto a lo que quiso decir el autor, por el simple procedimiento de “guiar” al lector con un comentario anterior o posterior a la frase citada. Y lo que es una variante y el mal nuestro de cada día, poner un título a un artículo, que no tenga nada que ver con el contenido o incluso, que sea lo opuesto al contenido. Muchísima gente lee sólo los titulares y puede formarse una opinión errónea por este sistema y el periodista aducir que publicó la verdad.
4º.- CONTRASTAR LA INFORMACIÓN NO ES GARANTÍA ABSOLUTA. Si un periodista, o un científico, quieren llegar a una conclusión y las pruebas demuestran que está equivocado, hay que tener una gran dosis de honestidad para desechar nuestros prejuicios y: o publicar el resultado real a que hemos llegado, o no publicar nada. Lo que casi todos los humanos tendemos a hacer es retorcer los resultados de las pruebas para, publicándolos, llegar a conclusiones que se acerquen lo más posible a lo que queríamos decir desde el principio. Esto se ve muy claro en los políticos, cuando después de unas elecciones y ante las tercas cifras de los resultados… ¡Todos han ganado!
Jorge Enrique Pulido
5º.- DECIR QUE NO OPINAMOS, QUE SOLO INFORMAMOS, ES UNA FALSEDAD. Lo correcto en un periodista honesto es expresar claramente nuestro sentir en cuanto a posiciones políticas, sociales, económicas o de cualquier género, y luego informar lo mas ecuánimemente que seamos capaces, pero sin querer engañar al lector con una falsa neutralidad que es absolutamente imposible. Pero procurando que sus preferencias no le nublen el juicio. El periodista no debiera estar nunca a favor del Gobierno, pero tampoco contra el Gobierno sino ENFRENTE del Gobierno. Expectante y escéptico.
6º.- La práctica más generalizada en prensa y televisión, que dice “informar imparcialmente” es intercalar adjetivos en la información, con lo que ya se está opinando en lo que debiera ser una relación escueta de HECHOS. Al lector o espectador, se le marea mezclando las dos clasificaciones anteriores, intercalando la información con opiniones. O en el caso de artículos firmados, citando hechos pasados con nuestra visión personal. Y todas estas cosas, pasan desapercibidas para el menos atento, pero forman opinión.
En fin, podríamos seguir hasta el aburrimiento, pero será en otro momento que retomemos el tema sobre lo que el periodista quiere y… lo que puede hacer. Lo que es y lo que debiera ser.
«Muy bien por sus criterios en cuanto al periodismo, la verdad nos da otra óptica en materia de opinión. Lo cierto es que es una profesión bella y a la vez peligrosa por no decir de alto riesgo, felicitaciones a todos los comunicadores sociales, por esa ardua pero loable labor que nos transmiten en nuestro diario vivir. En pocas palabras son unos héroes que merecen mucho respeto, consideración y aprecio».