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PRIMER VIAJERO ÁRABE A COLOMBIA

Tánger Marruecos

 

 

 

 

 

 

 

 

Gerney Ríos González

Editor Internacional

Primicia

 

 

Eljurí Elías Al Mausili Al Kaldani, primer viajero árabe a Nueva Hispania, en el año 1668 salió de Bagdad para visitar Jerusalén. Pronto viajó a Italia, España, Francia y Portugal y desde la ciudad de Cadiz en España partió hacia el  Nuevo Mundo, pasando por Tánger (Marruecos) y más tarde por las Islas Canarias. Desde allí llegó directamente al bello y emblemático puerto de Cartagena de Indias, después de 55 días en el Atlántico, turbulento océano que los árabes denominaban “Mar de las Tinieblas”.

El transporte del siglo XVI

Da la casualidad que la primera tierra que pisó en este continente fue Colombia y luego emprendió su gran hazaña en casi la totalidad de los países de Latinoamérica,  Ecuador, Perú, Bolivia y Chile, pasando por los golfos de Morrosquillo, Darién y Urabá-Tarena, rumbo al Pacífico, por la ruta Golfo de Cupica, Tribugá, Buenaventura, Tumaco, paralelo a la cordillera occidental. Deambuló, por América Central, especialmente México, al cual él llamaba Inke dunia, que es una palabra turca y significa “Nuevo Mundo”. Fue en Perú, en 1668, donde empezó a escribir la primera parte del viaje que duró más de 15 años, que conectó al espacio árabe  con Europa, África y Colombia, a través del Mar Mediterráneo, Océano Atlántico y Mar Caribe

Este explorador árabe era un hombre católico, creyente, según cuenta el padre jesuita Antón Rabat. En 1905 se dio a conocer por primera vez este largo viaje, al publicarse algo sobre él en Beirut, Líbano. Al Mausili no dejó ninguna parte de América Latina sin describir, con una exactitud increíble. Su estilo literario es claro, nítido, sin utilizar retórica lingüística.

El desierto es característico en Marruecos

 

Dice el padre Antón que a pesar de ello, lo que narra de los españoles a su llegada a América Latina, la evangelización, la piratería, así como la extraordinaria descripción que hace de todas las localidades, puertos, ciudades y lugares que visitó en este gran continente, informándonos de la fauna, la flora y la fecunda vegetación que cubría la faz de esta tierra, mencionando la abundancia de minerales, piedras preciosas, frutas tropicales y exóticas que jamás habían visto sus ojos, obedecen a un hombre sensible e inteligente.

Afirma el padre Antón que los inmigrantes árabes, principalmente sirios y libaneses que se encuentran en estos países, sienten curiosidad por el manuscrito, porque informa de cómo eran estas tierras en aquellos remotos tiempos. Texto dejado por Al Mausili, un compendio de 360 páginas.

En la primera parte del libro anota respecto a la curiosidad que sentía por conocer el Nuevo Mundo, y emprender la gran aventura. Luego apunta sobre el descubrimiento de América, la historia de la llegada de los españoles con la catequización, civilizaciones y culturas antiguas que florecieron en el Continente.

Elías Al Mausili informó que nadie podía viajar al Nuevo Mundo sin la previa autorización del Rey de España, recordando que el Nuncio Apostólico de su Santidad el Papa en Madrid, Cardenal Mariscote, fue quien le prestó su valiosa ayuda para conseguir el permiso del soberano y así  comenzar el periplo, ya que estas leyes eran aplicadas por orden de Carlos V monarca de España y Hungría, según sus propias palabras.

Este viajero aportó conocimientos logísticos respecto a las carabelas y galeones que partían de España hacia el Nuevo Mundo, con información detallada sobre ellas.

Para concluir, habría que señalar que antes de la llegada a territorio indoamericano de nuestros antepasados, arribaron las denominadas “esclavas blancas”, nada menos mujeres moriscas que traían los conquistadores españoles como amas de casa, para desempeñar tareas domésticas. Estas se convertían a lo largo de los años en madres de los hijos de aquellos, dejando una profunda huella en lo relacionado con el hogar, la gastronomía, la vida social y cultural.

Rubén Darío preguntó alguna vez: “¿Hay en mí alguna gota de sangre de África o de indio chorotega o negrando?” pudiera ser. Villaespesa dice: “aunque nació en Nicaragua es de origen árabe andaluz. Su padre y toda la familia nacieron en pleno corazón del Alpujarra, en Ohanes, provincia de Almería. Asimismo, Rubén Darío exploró la ciudad de Tánger en 1902 y nos dejó sus valiosas impresiones de ésta en el poemario “Tierras Solares”. Rubén Darío, ¿”indiano o moro?” escribe de su visita a la mezquita de Córdoba que “al entrar, dan deseos de cambiar los zapatos por un par de babuchas y murmurar que sólo Dios es Grande”.

Por otra parte, la identificación árabe como vaso comunicante de Europa y África conla Américadel Caribe no es privativo del modernismo; es un fenómeno que venimos leyendo en varios autores, entre ellos, los famosos episodios nacionales de Benito Pérez Galdós, quien abordó el tema en su “Aita Tettauen” y otras obras.

  Durante muchos años el tradicional Mercado de Marruecos siempre guarda las mismas características