Repetir con letra menuda y puntual la fatal reciente historia de Bogotá y sus habitantes, oriundos y foráneos, sería como demostrar incompetencia en auscultar con lupa detectivesca las mentirillas de la ex alcaldesa encargada, nunca electa, señora Clara López; la misma que en el periodo de Samuel Moreno Rojas, gran asaltante de la fe pública, ejerció el cargo de secretaria de gobierno como la confidente número uno, mujer de entera confianza, del ex alcalde prolífico en engaños.
Lo que faltaba será una cruel realidad, antagonismo de la verdad verdadera, aprovechando la época vacacional y el fenecer de una posición a la sobrina del ex presidente López Michelsense le antojó anunciar con bombos y platillos la inauguraciónde la inconclusa y saqueada calle veintiséis. Primero,esta vía no está acondicionada como lo muestran las maquetas originales por las cuales se aprobó el presupuesto que fue a parar a los bolsillos de Moreno Rojas y compañía, los Nule y una serie de bandidos mas, lo que demuestra el afándesmesurado de funcionario alguno por hacer creer que dejará el cargo con grandes logros; lo anterior es un severo engaño sinónimo de mentira, como lo es también atreverse a calificar a la doña como gran gestora administrativa.
La segunda razón para mi molestia es comprobar que hoy no está listo el servicio de trasmilenio hasta la terminal aérea, también incluido en el plano original, tampoco se concluyó a la fecha el portal de rigor y mucho menos el parqueadero necesario como punto de partida y llegada de los gigantes vehículos, son muchos los espacios públicos que la alcaldía no ha puesto en cintura y que decir de los montículos y residuos de las obras que aún quedan, las mismas que terminaran en junio del 2012. ¿Entonces tenemos que aplaudir una pantomima politiquera para adobar la sonrisa tímida y cómplice de Moreno, López y Nule? Que los medios se pongan serios y dejen de fungir de idiotas útiles ante tanta mentira y engaño juntos.
Y es motivo de preocupación también que ad portas de una despedida anhelada, funcionarios, ciudadanía y justicia no tengamos claro los verdaderos motivos de empleados destituidos y tantos otros cuestionados e investigados que se guarecen en el escándalo mayor para ocultar delitos menores. Que nos cuenten que pasó con la contraloría de Bogotá, ejercida por otro señalado, el mismo que nunca abrió la solicitada investigación a canal capital empresa del distrito victima de pérdida de equipos y malos manejos que se consideran a la luz de la justicia detrimento patrimonial, que sucedió con el caso Andrés Rojas y la lista interminable de señalados. Gravísimo para la ciudad otorgar un silencio que se conjuga con una administración letal cuyo ordenador del gasto se despide tras las rejas.