Hay muchos instigadores que le reclaman al presidente Juan Manuel Santos no haber hecho en los dos primeros años de gobierno, lo que su antecesor dejó de hacer en ocho.
Esos mismos, olvidan que entre agostos de 2002 y 2004, la administración Uribe abolió el ministerio de Trabajo, cercenó el código laboral y dejó que los empresarios le hicieran conejo en la creación de nuevos empleos a costa de una rebaja salarial.y prestacional.
En ese mismo lapso, comenzó la demolición del seguro social y se arremetió contra el régimen de pensiones sin que las federaciones sindicales y dirigentes de las mismas -entre ellos el hoy vicepresidente Garzón- se dieran la pela.
En lo corrido del gobierno actual se restableció el ministerio de Trabajo, se dio pleno respaldo a la Ley de Primer Empleo y se redujo el índice de desempleo urbano.
Hoy como ayer, la seguridad social -especialmente la salud- es un desastre y Santos ha hecho poco por mejorarla. Puede decirse que la ha tratado con desidia.
En materia de seguridad, al comienzo de la era Uribe se prohijó el pago de recompensas y el amparo a delatores, lo que dio origen a los llamados ‘falsos positivos’, al tiempo que se materializó el impuesto de guerra.
En la época Santos, también hay que decirlo sin esguinces, la gestión ha sido deficitaria para contener el rebrote subversivo-terrorista, especialmente en regiones del sur y oriente del país. La percepción generalizada: es que va de mal en peor.
En lo que le resta de mandato hay que cesar el fuego verbal y desatender los voces que lo incitan a intensificar la guerra. No se trague entero el cuento según el cual las FF.MM están desmoralizadas o que carecen de fuero para repeler al enemigo.
Ponga en su sitio a los señores de la guerra. Aguce la inteligencia hasta saber -lo antes posible- si las Farc y el Eln, tienen disposición de acordar un cese definitivo del conflicto. Dé y pida.
Convierta en hechos su frase: lo mejor está por venir.