Por. Nicolás Rojas Holguín

Coordinador de Deportes

Opinión

Así que ahora Atlético Nacional rema río arriba, así como Cúcuta Deportivo, Millonarios, Cali y Pasto con los mismos puntos. Abajito esta  Deportes Tolima que ha sido el equipo más rendidor de los últimos años. Es una buena novedad para el futbol colombiano porque hacía muchos años que no se presentaba un torneo tan equitativo y atractivo como este que completa la tercera fecha. Los clubes con mayores recursos movieron la chequera, volvieron algunos jugadores interesantes e históricos, parece que el torneo y la competición serán emocionantes.

Aunque nunca he visto jugar a un equipo nacional con un fútbol de buena calidad, rapidez, continuidad y vistoso no cabe duda que este torneo pinta mejor que muchos de los anteriores. Los pelotazos continuarán siendo los favoritos en la vagada creencia de que así se aleja el peligro y se generan opciones de un contragolpe. Pero generalmente, el balón retorna mucho antes de lo pensado a su propio terreno. De esto, ni los jugadores ni los técnicos con sus diversas estrategias de juego podrán cuidado a este comentario.

El futbol profesional colombiano con los arbitrajes benevolentes se vive mejor, hay más confort, más seguridad, menos histeria, menos expulsados, una paz interior que permite jugar mejor. Y con los arbitrajes en contra, todo al revés. Claro que a veces llegan los árbitros que saben de eso y lo practican. Es un reflejo condicionado: en caso de duda, mejor así que chamuscado. Parece triste decirlo, pero es lo que hay. Desde luego que todo lo que cuento puede estar trufado de errores humanos, que hay que mirarlo en perspectiva, pero eso es precisamente lo que pretendo hacer. Los árbitros se equivocan, que equivocarse es humano. Y es verdad. Como también es humano tener simpatías o antipatías, querer agradar a algunos “jefes”.

Definitivamente el fútbol es hermoso, pero no es perfecto. Y es bonito, es tan bonito que lleva años y años sobreviviendo a esto, como ha sobrevivido a los entrenadores pelmazos. El fútbol es juego, es ilusión, es fantasía, es arte, es esfuerzo, es cooperación, pero en él también tiene un espacio el Poder, como en todo. Quizá poder en minúsculas, pero poder al fin y al cabo.

No se puede negar que en cabeza de Falcao García, Fredy Guarín y James Rodríguez se abrió la apuesta por los futbolistas colombianos de parte de los clubes europeos, que cada día más maduran ligeramente a los futuros protagonistas del balompié colombiano.

En Twitter: @nikorh