El Cuerpo de Bomberos de Bogotá se ha distinguido por su profesionalismo y dedicación a atender las emergencias de la Gran Ciudad.
Con las dificultades propias de la labor que ejerce, pero con la mística y la voluntad que conllevan el trabajo incansable y desinteresado por sus conciudadanos, el Cuerpo de Bomberos de Bogotá saca adelante su labor de salvaguarda de la vida e integridad de los bogotanos.
Fred Emiro Núñez Cruz
Primicia
En el principio de los tiempos hubo dificultades y muchas. Los recursos para dotar de elementos al naciente Cuerpo de Bomberos de Bogotá, eran pocos, por no decir nulos.
El 14 de mayo de 1895, hace más de cien años y con la presidencia del dr. Miguel Antonio Caro, llegó a la vida la Institución, creada como una División Central de la Policía y tenía a su cargo a veinticinco agentes que eran comandados por el Comisario Alejandro Lince, el primer comandante del Cuerpo de Bomberos del país
Corría el año de 1897, cuando a partir del Decreto 123 de marzo de ese año, fue nombrado oficialmente el agente de primera clase Aurelio Esguerra, como Jefe de la Sección de Bomberos y lograr así ascender al grado de Comisario de Segunda Clase. Una nueva administración que cumplió a cabalidad y con lealtad el deber encargado ante tan noble labor
Fue en al año de 1899, cuando el Cuerpo de Bomberos logra estructurar su primera organización. Se consigue con el decreto 230 del 8 de mayo y se designa para la Institución nombrar a un personal encabezado por un Comisario de primera Clase.
Muy cerca de esos años y en uno de los costados de la Plaza de Bolívar, se presentó un gran incendio en lo que entonces eran conocidas como Las Galerías.
Las extremas dificultades del Cuerpo de Bomberos ante la falta evidente de recursos para lograr un mejor desempeño en su labor, llevaron a la Institución a un estancamiento del que sólo se logró salir en 1904, en los albores del siglo Veinte.
Fue en esa fecha, el 29 de octubre y mediante el Decreto 890 que se estableció la Sección de Bomberos que actuó en varias emergencias en Bogotá, sin mayores afugias.
De nuevo, los golpes de las dificultades tocan a la puerta de la Institución entre 1906 y 1916, por falta de actividad. Sólo ocurre un incendio por esos tiempos, el de la Casa de la salud de Marly y el Cuerpo de Bomberos entra en un marasmo del que puede salir un tiempo más adelante.
El gobierno de esos años había ordenado el Decreto 711 que garantizaba la manutención de los caballos y el mantenimiento de la maquinaria de vapor y se destinó una partida de ochenta pesos mensuales. Sin embargo, una nueva crisis ataca a la Institución y nuevo una decisión gubernamental, el decreto 746 del 25 de junio de 1906 suprime la Sección de Bomberos por “falta de una organización convincente.”
Fue el 15 de junio de 1917, mediante un Decreto Ejecutivo que se ordenó la reorganización total de la Sección de Bomberos y se dictaron las primeras normas sobre prevención de incendios Ya en 1915, se había tratado de establecer la entidad a través del Decreto 949 del 31 de mayo al crear el cargo de Comisario de Segunda Clase, encargado de la dirección e instrucción de los Bomberos
Durante esta última época se forjó y conformó la Sección Departamental de Bomberos que ocasionó el funcionamiento de dos entidades al mismo tiempo y que produjeron entre sí fuertes roces y fricciones cuando de extinguir incendios se trató.
La situación llegó a su fin en el año de 1919, cuando se dejó una sola entidad mediante el Decreto Ejecutivo 2417 de diciembre 27 y fue creada la sección de Bomberos con dos Comisarios y 48 agentes. La estructura anhelada ya estaba con vida.
En el año de 1926, Bogotá sufre dos grandes tragedias. Los incendios de la Iglesia de Santa Inés y de la Fábrica Fenicia, que produjeron pánico y zozobra en la ciudad. Otra vez, la mística y enjundia de los Bomberos, aún con elementos escasos para semejantes conflagraciones, sacó adelante su labor y fue posible combatir de manera adecuada los dos incendios.
Fue en la década de 1920 a 1930, cuando el Cuerpo de Bomberos adquiere nuevas dotaciones y nombramiento del personal de planta y de trabajo para conseguir mejoramientos en su labor cotidiana y en la prevalencia de la seguridad de los ciudadanos. El 11 de noviembre de 1930, se creó también una Junta Ad-Honorem de Protección contra Incendios de la ciudad de Bogotá.
A partir del año 1931, es el Gobierno Municipal el que se hace cargo del Cuerpo de Bomberos y se nombra entonces una Junta para que, junto a la Policía nacional, se compre y se acceda a equipos nuevos de extinción de incendios que durante ese mismo años fueron traídos a la capital de la República de Colombia para complementar el trabajo dedicado de los miembros del Cuerpo de Bomberos.
Ese año llegaron cinco máquinas Mack debidamente dotadas y acondicionadas con los requerimientos necesarios para las dificultades que pudieren generar las conflagraciones. El costo total de los elementos adquiridos fue cincuenta mil setecientos sesenta y tres pesos, con treinta y siete centavos.
En la década del 30, arde la Trocco
El 4 de mayo de 1932 un incendio en el que, según los cálculos oficiales de la época, ardieron más de cuatro millones de galones de gasolina de la Tropical Oil Company, ocasionó el pánico masivo en el barrio Nordeste de la hoy localidad de Puente Aranda y de nuevo, los equipos del Cuerpo Oficial de Bomberos resultaron insuficientes para hacer frente a la emergencia ocasionada por una conflagración, cuya causa no fue establecida plenamente
Un Bogotazo atendido con las uñas
El 9 de abril de 1948, es una fecha inolvidable para Bogotá y también en la historia de la Nación. Ese día, después de la una de la tarde y cerca de la Avenida Jiménez con Carrera Séptima, un anónimo ciudadano, Juan Roa Sierra, asesinó con arma de fuego al candidato liberal a la presidencia Jorge Eliécer Gaitán.
El caos se apoderó de la capital del país y los incendios se propagaron en los cuatro puntos cardinales de Bogotá. Los miembros del Cuerpo Oficial de Bomberos hicieron frente a todas las emergencias y conflagraciones que se reportaron y cumplieron con el deber ante sus conciudadanos.
Un año especialmente difícil para Bogotá y por consecuencia para la Institución fue el de 1951. En ese lapso de tiempo se registraron en la ciudad los incendios de El polvorín de la Fábrica de Municiones, el de los Almacenes Ley, así como el del Bazar Veracruz y el del Colegio de San Facón, casi al culminar 1951. Fue un año de trabajo arduo y constante para los abnegados miembros del Cuerpo de Bomberos.
En el año de 1959, el Concejo Distrital, mediante Acuerdo de ese cabildo, dio vida al Departamento de Prevención de Incendios que nació con el objeto de “iniciar campañas que propendan por la eliminación de riesgos y la educación del público a fin de evitar desastres o grandes conflagraciones”.
De esa manera, con dificultades, con las restricciones propias de las faltas de presupuesto en algunas ocasiones, pero con la mística de quienes tienen vocación de servicio por su comunidad y deseos de trabajar por un mejor país, por una mejor sociedad, el Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá continúa adelante en su labor de salvaguardar la seguridad e integridad de los habitantes de la primera ciudad del país.