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NOTA EDITORIAL. COLOMBIA RUMBO A UNA PARALISIS. LAS PROTESTAS AUMENTAN

Editorial

Parálisis

Un movimiento de protesta, que paralizará el país, se inició de manera tímida, y amenaza con ampliarse a todo el país. Se trata de los camioneros, quienes protestan por los incrementos desmedidos en los precios del combustible, pese a que el Gobierno nacional se había comprometido a evitar las repentinas alzas a pesar de que el precio del petróleo se ha mantenido estable.

 

Un paro de camioneros vivió Colombia durante el pasado Gobierno, las consecuencias fueron funestas: miles de millones de dólares quedaron en pérdidas para la economía del país, y, a sabiendas de que la situación se pueda repetir, los encargados de las políticas en materia de combustibles no hacen absolutamente nada, o no tienen las capacidades para manejar ese sector.

El paro de caficultores, que se cumple en una parte de Colombia, ha afectado la economía de las regiones donde la economía y lo social siempre ha vivido afugias y ocasionado una crisis social de grandes proporciones.

Los caficultores, en todas sus demandas, denuncian que la responsabilidad recae en una rancia burocracia, que ha sido ineficiente y derrochadora de los bienes de los campesinos, sin importarle un comino nada. Estos funcionarios, sin embargo, reciben la protección del Gobierno nacional.

No es posible que un país siga siendo manejado por funcionarios ineptos que,  como no saben hacer nada bien, se los tenga de cargo en cargo hasta depositarlos en el manejo de los combustibles y la energía, como así parece ser el caso del actual ministro de Minas, Federico Renjifo.

Este funcionario no ha podido ser exitoso en los cargos que le ha encomendado  el Gobierno nacional. Ahora que tiene en crisis el sector que amenaza con un paro de grandes proporciones por la injustificada alza en los precios del combustible, y desde ya se rumora acerca de su inminente salida del cargo para ser el nuevo presidente de Ecopetrol.

No es posible que un país como Colombia que, en apariencia, es serio, proteja a algunos funcionarios que no conocen los temas a su cargo, y que cuando «meten las de caminar», como premio, se los envíe a originar el caos y el desorden.

Es hora de buscar el orden en Colombia, y, sobre todo, soluciones concretas a la problemática del país; y acabar, de una vez por todas con la mala costumbre de incumplir los compromisos adquiridos y firmados por parte del Gobierno, como ha sucedido a través de la Historia del país.

Es hora de dejar el «amiguismo», y nombrar buenos funcionarios, no protegidos que, como no sirven, estorban. Es hora de acabar con las tomaduras de pelo a las comunidades y afrontar de una manera seria como responsable los conflictos, para conseguir una solución a largo plazo. No podemos continuar con la política del avestruz: esconder la cabeza. Si no se toman los correctivos necesarios, este país irá rumbo a la parálisis total.